“Snowpiercer” es una película de ciencia ficción de 2013 dirigida por Bong Joon-ho y protagonizada por Chris Evans, Song Kang-ho, Tilda Swinton y Octavia Spencer. La trama se desarrolla en un futuro post-apocalíptico en el que la Tierra ha sido devastada por un experimento para detener el cambio climático. La única forma de supervivencia de la humanidad es a bordo del Snowpiercer, un tren en movimiento perpetuo que recorre el mundo sin cesar.
La sociedad a bordo del tren está dividida en clases sociales, con los ricos y poderosos en la parte delantera del tren y los pobres y oprimidos en la parte trasera. Curtis, un hombre de la parte trasera, lidera una revolución para tomar el control del tren y así mejorar la vida de sus compañeros.
A medida que la revolución avanza hacia la parte delantera del tren, los personajes se enfrentan a diversos peligros y desafíos, incluyendo enfrentamientos violentos, traiciones y revelaciones sorprendentes sobre la verdadera naturaleza del Snowpiercer y su propósito.
En resumen, “Snowpiercer” es una película emocionante y visualmente impactante que aborda temas como la desigualdad social, la opresión y la lucha de clases, todo en el contexto de un mundo post-apocalíptico en el que la humanidad lucha por sobrevivir.
También es bueno tener en cuenta la comparación con el HOYO, la película española que tanto “Snowpiercer” como “El Hoyo” son películas de ciencia ficción que exploran temas similares como la desigualdad social, la opresión y la lucha de clases. Sin embargo, mientras que “Snowpiercer” se desarrolla en un mundo post-apocalíptico a bordo de un tren en movimiento perpetuo, “El Hoyo” tiene lugar en una torre en la que los residentes están atrapados en diferentes niveles, con los más ricos y privilegiados en la parte superior y los más pobres y marginados en la parte inferior.
Ambas películas utilizan un enfoque simbólico para representar los sistemas de opresión y control social en la sociedad, donde los personajes de las partes inferiores de la estructura social luchan por sobrevivir y escapar de su situación.
Sin embargo, mientras que “Snowpiercer” se enfoca en la revolución y la lucha armada para lograr un cambio social, “El Hoyo” se centra en la naturaleza humana y la idea de que incluso cuando se les da la oportunidad de cambiar el sistema, las personas pueden ser corruptas y egoístas en su lucha por la supervivencia.
En conclusión, “Snowpiercer” y “El Hoyo” son dos películas que tratan temas similares, pero que abordan estos temas de manera diferente, con “Snowpiercer” enfocándose en la revolución y la lucha por la justicia social, mientras que “El Hoyo” se enfoca en la naturaleza humana y la corrupción.
En un intento por acabar con las guerras y mantener la paz, la humanidad ha prohibido todo lo que provoca emociones: literatura, música y sobre todo el arte pero claro que esto no es todo.
Para mantener la ley, un cuerpo especial de policía se dedica a eliminar a todos los transgresores.
Pero cuando el mejor agente deja de tomar la dosis de una droga para el bloqueo de emociones, ¡se da cuenta que las cosas no son lo que parecen!
A menudo, el fantástico tiende a retratar la realidad de formas subjetivas, planteando escenarios tan alejados de lo cotidiano que resultan un lienzo maleable para dibujar realidades alternativas, en las que se puede proyectar la subversión de las ideas del mundo real, ya sea en torno a aspectos sociales del presente, o bien teorías filosóficas-económicas más arquetípicas. Un ejemplo, ‘1984’, se asemeja a una sociedad fascista histórica, pero amplificada por el tono futurista.
El ejemplo de un marxismo completamente didáctico es ‘Snowpiercer’ (2013) y, en general, las últimas obras de Bong Joon-ho, que tratan de exponer las miserias de la lucha de clases de una forma unidireccional y a través de tesis infantilizadas para eliminar el aura de réplica del espectador, emasculando el discurso hasta dejar su metáfora reducida a un cantar de gesta en el que los ricos con muy malos y los pobres siempre víctimas, sin dejar vías de comunicación entre los diferentes estratos, limitando la reflexión más allá de lo que ya sabe y ya piensa el espectador.
El pasado festival de Toronto, una pequeña película española, ‘El hoyo‘, emergió con críticas internacionales muy positivas, logrando el premio del público de la sección Midnight Madness. Tras su paso por Sitges 2019 recogería entre otros premio a mejor película coincidiendo con el mismo galardón de la crítica. ¿Qué tiene esta pequeña obra de ciencia ficción que está llamando tanto la atención? Su premisa es simple y, como dice su director, el bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia “se puede contar en un par de líneas en un bar”.
Básicamente, en un futuro distópico, los internos de una prisión de cientos de pisos excavados en la tierra esperan que un festín de comida diario descienda por un agujero central hasta su nivel. Y es mejor no contar mucho más. Lo que sí se puede decir es que el propio sistema propone un experimento que lo es al mismo tiempo fuera y dentro de la pantalla. Es decir, la primera diferencia de su premisa con otras obras de ciencia ficción “política” es que funciona como un terrario en dónde colocas a unos personajes y la situación escribirá sola la película.
Si bien los primeros minutos son una exposición de las reglas, la forma en la que se va dispensando la información es progresiva, aprendemos todo desde el punto de vista del protagonista. Como en ‘Cube’ (1997), hay solo un escenario, aunque en aquella el elemento social era prácticamente una pequeña nota a pie de página. La de Natali trataba precisamente sobre descubrir qué era el cubo y observar a los protagonistas tratar de salir de allí. En ‘El hoyo’ llegamos a saber de forma más clara el propósito de esa prisión.
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