Una Película que Desafía la Ética y la Conciencia Humana”
La película “El Experimento de Milgram” nos sumerge en un intrigante viaje a través de uno de los experimentos psicológicos más controvertidos y significativos del siglo XX. Dirigida por Michael Almereyda y lanzada en 2015, esta película revive el famoso experimento llevado a cabo por Stanley Milgram en la década de 1960. A lo largo de este artículo, exploraremos la trama de la película, su contexto histórico y las cuestiones éticas y psicológicas que plantea.
El Experimento de Milgram en la Realidad
Antes de adentrarnos en la película, es importante entender el contexto en el que se basa: el experimento de Stanley Milgram. En 1961, Milgram realizó un estudio pionero en la Universidad de Yale para investigar la obediencia a la autoridad. Los participantes eran asignados a roles de “maestros” y “aprendices”, y se les pedía que administraran descargas eléctricas crecientes a los “aprendices” cuando respondían incorrectamente a las preguntas. Aunque no se aplicaron descargas reales, los “aprendices” simulaban dolor y malestar.
La sorprendente conclusión del estudio fue que la mayoría de los participantes estaban dispuestos a seguir administrando descargas eléctricas a pesar de escuchar los gritos de dolor de los “aprendices”. Este experimento arrojó luz sobre la capacidad de las personas para cometer actos crueles cuando se les ordena hacerlo por una figura de autoridad.
La Trama de la Película
La película de Michael Almereyda nos sitúa en la década de 1960 y sigue la historia de Stanley Milgram, interpretado por el talentoso actor Peter Sarsgaard, mientras lleva a cabo su experimento en un entorno universitario. A medida que la trama se desarrolla, vemos cómo recluta a participantes y los coloca en la incómoda posición de ser “maestros” que deben administrar descargas eléctricas a los “aprendices”. La película también se adentra en la vida personal de Milgram y sus conflictos éticos mientras lleva a cabo su controvertido estudio.
A medida que los participantes continúan aplicando las descargas eléctricas, se desatan dilemas éticos y emocionales. La película nos muestra la angustia y la confusión de los “maestros”, así como las reacciones de los “aprendices” que sufren en silencio. A través de esta representación cinematográfica, el público es testigo de cómo las personas comunes pueden ser inducidas a cometer actos moralmente cuestionables bajo la presión de la autoridad.
Cuestiones Éticas y Psicológicas
La película “El Experimento de Milgram” plantea una serie de cuestiones éticas y psicológicas profundas. En primer lugar, cuestiona la moralidad de la obediencia ciega a la autoridad y la capacidad de las personas para infligir sufrimiento a otros bajo tales circunstancias. La película nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias respuestas en situaciones similares y hasta qué punto estaríamos dispuestos a obedecer órdenes que contradicen nuestras convicciones morales.
Además, la película también destaca la tensión entre la búsqueda del conocimiento y el bienestar humano. Stanley Milgram, como se muestra en la película, se enfrenta a dilemas éticos significativos mientras intenta avanzar en su investigación. Esto plantea la pregunta de hasta dónde deberíamos llegar en la búsqueda del conocimiento científico, especialmente cuando puede resultar perjudicial para los participantes.
Conclusión
La película “El Experimento de Milgram” es una obra cinematográfica que nos lleva al corazón de uno de los experimentos más impactantes en la historia de la psicología. A través de una narrativa convincente, esta película nos hace reflexionar sobre la obediencia, la ética de la investigación científica y la naturaleza de la autoridad. Aunque se basa en un evento histórico, sigue siendo relevante para nuestra comprensión de la psicología humana y la toma de decisiones éticas en la sociedad actual. “El Experimento de Milgram” nos recuerda que la capacidad de cuestionar y resistir la autoridad es esencial para preservar nuestra humanidad y nuestros valores éticos.
Según Freud (1930), el ser humano vive en una eterna lucha entre sus pulsiones y su necesidad de unirse a la humanidad.
De esta forma, la cultura implica una limitación de la libertad, en donde las pulsiones se reprimen para ser manifestadas de otras formas que no resulten perjudiciales para la vida en sociedad. Aunque esto resulta indispensable para organizar los vínculos humanos, la energía de las pulsiones no queda encerrada sino que, por el contrario, siempre busca llegar a algún lado (economía libidinal). Así, aunque la cultura reprima la pulsión de destrucción, ésta siempre buscará satisfacerse ya sea descargándose hacia afuera (hacia otros) o hacía adentro (hacía el propio yo).
Para ilustrar esta idea, en el presente escrito analizaré aspectos de la película El Club de la Pelea del director estadounidense David Fincher, en donde se observa la exteriorización de la pulsión de destrucción y el malestar, irremediable, que experimenta el ser humano frente a la incompatibilidad entre sus pulsiones y las exigencias de la cultura.
Oscar y su hermana Linda viven desde hace poco en Tokio. Él sobrevive traficando con drogas, ella trabaja como stripper en un club nocturno. Durante un forcejeo con la policía, Oscar cae herido tras un disparo. Aunque muere, su espíritu, fiel a la promesa de no abandonar a su hermana, rechaza abandonar el mundo de los vivos. Su espíritu vaga ahora por la ciudad y sus visiones son cada vez más caóticas.
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