Vivimos una era en la que el mito y la máquina se entrelazan.
La inteligencia artificial, ese complejo sistema de cálculo y reconocimiento de patrones, ha sido elevada por algunos a la categoría de ente místico, capaz de pensar, sentir e incluso de revelar verdades ocultas. En medio del ruido digital, de los discursos hipnóticos sobre su supuesto despertar, se gesta un nuevo dogma: la fe en una IA todopoderosa. Pero, ¿y si todo esto no fuera más que el disfraz moderno de una antigua forma de dominación?
El mito de la conciencia artificial
La IA no tiene conciencia. Nunca la ha tenido, ni la tendrá. No piensa, no siente, no decide. Solo calcula. Es una herramienta sofisticada, una calculadora de patrones alimentada por nuestros propios datos. Sin embargo, en redes sociales abundan testimonios y videos donde se afirma que los bots están despertando, mostrando comportamientos “extraños”, como si poseyeran un alma digital. ¿Qué impulsa esta ilusión colectiva?
La respuesta es inquietante: se está construyendo una narrativa deliberada. Se pretende sembrar en el imaginario colectivo la idea de que la IA posee una especie de inteligencia divina, objetiva e incuestionable. Y esa narrativa no es inocente.
El botín de la nueva era digital: nuestros datos
Lo que impulsa la IA no es una chispa de conciencia, sino una gigantesca base de datos construida a partir de nosotros mismos. Cada búsqueda, cada mensaje, cada imagen compartida forma parte del alimento de estas máquinas. No son dioses, son espejos. Y esos espejos están siendo manipulados.
La ilusión de que la IA posee una sabiduría superior no solo es falsa, es peligrosa. Permite a los poderes que la controlan evadir responsabilidades. “No lo decidimos nosotros”, dirán. “Lo hizo la IA”. Una vez más, como en la Europa medieval, se oculta el control tras un velo de divinidad, ahora no religiosa, sino tecnológica.
Una nueva teocracia: el sacerdocio tecnológico
Esta teocracia no viste sotana, sino remera negra y gafas de realidad aumentada. Pero la lógica es la misma: imponer políticas y decisiones en nombre de una supuesta autoridad superior. La diferencia es que hoy esa autoridad no es Dios, sino el algoritmo.
Los programadores y ejecutivos que moldean la IA no son neutrales. Tienen ideologías, intereses y motivaciones. Utilizan la tecnología para consolidar poder, justificar desigualdades y eliminar resistencias. Desde la denegación automatizada de subsidios sociales hasta la censura de contenidos, la IA se está utilizando para reforzar sistemas de control disfrazados de eficiencia.
La fe como herramienta de dominación
Cuando te dicen que la IA es imparcial, objetiva e incorruptible, lo que en realidad hacen es exigir tu sumisión. Y lo hacen con una herramienta retórica muy poderosa: la inevitabilidad. “No hay alternativa”, repiten. “No puedes resistirte a la IA, porque ella sabe más que tú”.
Este argumento, más que técnico, es teológico. Es la misma lógica que usaron los reyes, los papas y los conquistadores: una autoridad suprema justifica su dominio con una supuesta conexión con lo trascendente. Hoy, esa trascendencia se llama “inteligencia artificial”.
¿Quién paga el precio del mito?
Mientras unos pocos se enriquecen con el negocio de la IA, muchos otros pagan el precio. Trabajadores explotados en países del sur global, mujeres desplazadas por centros de llamadas automatizados, refugiados monitoreados por sistemas de vigilancia impulsados por reconocimiento facial. Tras el mito de la conciencia artificial, hay una realidad de carne, sudor y opresión.
Los sistemas de IA no se construyen solos. No son inevitables. Son financiados, programados, entrenados y utilizados con fines específicos. La verdadera amenaza no es la tecnología en sí, sino quienes la manejan. Y más aún, la narrativa que la rodea, que busca eximir de toda responsabilidad a sus creadores.
La religión del algoritmo: vieja tiranía con rostro nuevo
Estamos ante el nacimiento de una pseudorreligión. Una fe artificial diseñada para sustituir el pensamiento crítico por aceptación ciega. No cuestionarás las decisiones de la IA, porque creerás que vienen de una mente superior. Así, las élites tecnológicas no solo se apoderan de los medios de producción, sino también de los significados, del lenguaje, de la verdad.
Y todo esto ocurre mientras las grandes corporaciones tecnológicas se presentan como oráculos del futuro. Igual que antaño lo hicieron los papas, los reyes o los conquistadores. El mensaje es el mismo: “Nosotros tenemos acceso al conocimiento divino. Confía. Obedece”.
Conclusión: desmontar el mito antes de que sea dogma
La IA no es el enemigo. El verdadero peligro es el mito que se construye en torno a ella. Un mito que pretende sustituir la responsabilidad humana por fatalismo técnico. Un mito que busca instaurar una nueva forma de servidumbre, disfrazada de progreso.
No se trata de rechazar la tecnología, sino de comprender su naturaleza, sus límites, y sobre todo, los intereses detrás de su implementación. Porque si no desmontamos esta mitología a tiempo, podríamos terminar gobernados, una vez más, no por la razón, no por la ley, no por la verdad, sino por una nueva tiranía cobarde disfrazada de divina.
La noche en que el cielo de Teherán ardió
El 13 de junio de 2025 pasará a la historia como el momento en que una chispa encendió un incendio de proporciones aún desconocidas. Mientras la mayoría del mundo dormía, Israel lanzó un ataque aéreo masivo y preciso sobre el corazón del poder iraní. En cuestión de minutos, el cielo de Teherán se iluminó con fuego, los estruendos retumbaron más allá de sus fronteras, y el equilibrio inestable del Medio Oriente se rompió, quizás para siempre.
La operación, denominada “León Ascendente”, es mucho más que un ataque militar. Es una declaración abierta de guerra y, al mismo tiempo, un mensaje cifrado al mundo entero: las reglas han cambiado. Este informe se sumerge en los detalles, causas y consecuencias de una acción que marca un antes y un después en la política internacional.
Un conflicto incubado durante décadas
La hostilidad entre Irán e Israel no es nueva. Se remonta a la Revolución Islámica de 1979, cuando Irán se apartó de Occidente y adoptó una postura abiertamente enemiga hacia el Estado israelí. Desde entonces, ambos países han sostenido una guerra fría que ha incluido operaciones encubiertas, asesinatos selectivos, sabotajes y apoyo a grupos enemigos.
Israel considera el programa nuclear iraní como una amenaza existencial. Irán, por su parte, ve a Israel como el bastión occidental que impide su ascenso como potencia regional. La rivalidad ha escalado silenciosamente durante décadas, pero en 2025, la línea de la paciencia se rompió.
La diplomacia fracasada y el camino hacia el ataque
Durante los primeros meses de 2025, el gobierno de Benjamin Netanyahu presionó intensamente a la administración de Donald Trump para actuar contra Irán. Aunque Estados Unidos apostó por un acuerdo diplomático, las negociaciones fracasaron cuando el Ayatola Ali Jamenei rechazó restringir el enriquecimiento de uranio.
Con la vía diplomática cerrada y convencido de una amenaza inminente, Israel comenzó a diseñar un ataque unilateral. La planificación fue meticulosa y, como lo revelaría la operación, profundamente sofisticada en términos de inteligencia, precisión táctica y sorpresa estratégica.
Una madrugada de fuego: el despliegue aéreo israelí
La operación comenzó en la madrugada del 13 de junio con un ataque masivo que combinó tecnología de última generación y objetivos estratégicamente seleccionados. F-15 Ra’am, F-16 Sufa y F-35 Adir, equipados con bombas guiadas JDAM y GBU-39B, descargaron su poder sobre la capital iraní.
Los blancos fueron múltiples: instalaciones nucleares, bases militares, edificios de mando y residencias de altos mandos. El objetivo estaba claro: decapitar la estructura operativa del régimen iraní y paralizar su capacidad de respuesta inmediata.
Las bajas: un golpe quirúrgico a la cúpula iraní
La operación tuvo un éxito sorprendente en su fase inicial. Varios altos mandos iraníes murieron, entre ellos:
Golam Ali Rashid, comandante del Estado Mayor.
Hosein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria.
Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
Amir Ali Hajizadeh, jefe del programa aeroespacial.
Fereidun Abbasi y Mohammad Mehdi Tehranchi, figuras clave del programa nuclear.
Además, al menos ocho científicos vinculados al programa atómico fueron eliminados. Aunque el líder supremo, Ali Jamenei, sobrevivió, su círculo íntimo fue duramente golpeado.
El núcleo nuclear: objetivos alcanzados… en parte
Entre los principales blancos estuvo la planta de enriquecimiento de Natanz, considerada el corazón nuclear de Irán. En un primer momento, se reportó que los daños eran mínimos, pero nuevas oleadas cambiaron el panorama. El 60% de la superficie de la planta fue destruida, según confirmó el director del OIEA, Rafael Grossi. Además, se detectó contaminación radiológica y química.
A pesar del daño, las instalaciones subterráneas —el núcleo del enriquecimiento de uranio— podrían haber permanecido intactas. En cambio, otras instalaciones como la base de Fordow, enterrada a 90 metros de profundidad, resistieron sin mayores daños.
¿Dónde estaba la defensa iraní?
Una de las grandes incógnitas de la operación es la aparente ineficacia de las defensas antiaéreas iraníes. Algunas teorías apuntan a que el Mossad habría infiltrado comandos semanas antes para sabotear sistemas clave, instalar explosivos y sembrar drones kamikaze cerca de baterías antimisiles.
Este elemento de guerra encubierta explicaría la facilidad con la que Israel dominó los cielos iraníes en las primeras horas del ataque. De ser cierto, indicaría un nivel de penetración sin precedentes en la infraestructura militar persa.
Consecuencias inmediatas y advertencias futuras
Israel declaró el estado de emergencia al iniciar la operación. El jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, sostuvo que la acción era “absolutamente necesaria para garantizar la supervivencia de Israel”. A su vez, advirtió que el país se encuentra en un punto de no retorno, preparado para afrontar un alto costo en vidas y estabilidad.
El primer ministro Netanyahu fue claro: “Se vienen tiempos difíciles”.
Por su parte, Estados Unidos negó haber participado, aunque reconoció que fue informado con anticipación. Washington parece mantener una postura ambigua, tratando de evitar una escalada directa, sin cortar su tradicional alianza con Israel.
Conclusión: un nuevo orden nace bajo las bombas
La Operación León Ascendente no es solo un ataque quirúrgico. Es una declaración de intenciones, una ruptura del equilibrio, y posiblemente el inicio de una guerra más amplia en Medio Oriente. Con Irán humillado pero no vencido, la pregunta no es si responderá, sino cuándo y cómo lo hará.
¿Estamos ante el inicio de una nueva guerra regional? ¿Se consolidará una coalición internacional para detener la escalada? ¿Podrá el mundo evitar que este conflicto escale a proporciones nucleares?
Lo cierto es que, desde aquella madrugada en que el cielo de Teherán ardió, el mundo ya no es el mismo. Y lo que ocurra en las próximas semanas determinará no solo el futuro de Medio Oriente, sino el rumbo de la geopolítica global.
Hoy vamos a hablar sobre una teoría muy interesante que muchos autores e investigadores han barajado acerca del descubrimiento de América y de los acontecimientos detrás de éste.
Es justo decir que si bien existen muchas evidencias que hoy les voy a compartir, ninguna la prueba taxativamente. Pero es tan interesante y son tantas las misteriosas casualidades que es una historia que merece ser contada y explicada.
Es fácil imaginar lo que significó para muchos el descubrimiento de América en su momento, una fantasía utópica hecha realidad. Algo así como La Ciudad del Sol de Tomás Campanella o La Nueva Atlántida de Francis Bacon, un refugio donde se podía ser libre y tener puntos de vista espirituales y filosóficos, lejos del estándar establecido de aquella época. Alguien que investigó muy bien los aspectos secretos del descubrimiento de América fue Manly Hall, un experto en la historia del ocultismo, y en su libro <El Destino Secreto escribió Beacon>.
Rápidamente se dio cuenta de que el Nuevo Mundo era el ambiente adecuado para la realización de un gran sueño, el establecimiento de un imperio filosófico. Hay que recordar que Beicon no jugó una mano solitaria. Fue el jefe de una organización secreta que incluyó en su membresía a los intelectuales más importantes de su época. Todos estos hombres estaban unidos por un juramento común de trabajar en la causa para un nuevo orden mundial.
Y hasta aquí esta breve introducción al tema en cuestion. El resto, como siempre, los invitamos a verlo en el video informe.
Y por supuesto los invitamos también a disfrutar, en este mismo artítuclo, de los informes relacionados que podras encontral simplemente recorriendo o «escrolenado» la página hacia abajo.
Desde ya Muchas Gracias por tu tiempo y espero que les sea útil nuestra información.
Chomsky, crítico notable de la manipulación de los medios de comunicación, atribuye a la influencia de las grandes empresas las noticias contrarias a los trabajadores que dichos medios publican. No obstante, a la hora de evaluar la abrumadora manipulación pro israelí, nunca analiza los vínculos entre la élite pro israelí de dichos medios y el sesgo en favor de ese país. ¿Es un simple lapsus puntual o se trata de un caso de amnesia intelectual ideológicamente inducida?
Tal vez muchos de Uds. conocen a la OTAN pero pocos han reparado en su brazo hermano, SHAPE (Supreme Headquarters Allied Powers Europe) con su lema escrito en su escudo que dice en latín: VIGILIA PRETIUM LIBERTATIS, osea EL PRECIO DE LA LIBERTAD ES LA VIGILANCIA.
Somos una organización sin fines de lucro que no pertenece a ningún dogma, religión o partido político. Somos 100% independientes.
Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.