El Demoledor: Un Viaje Futurista de Acción y Sátira Social.
“El Demoledor o Demolition Man” es una película de ciencia ficción que nos transporta a un futuro distópico, ambientado en el año 2032. La sociedad ha evolucionado hacia un estado aparentemente utópico, donde los crímenes y la violencia han sido erradicados, pero a un costo muy alto: la pérdida de la libertad individual y la supresión de la expresión personal. El protagonista, John Spartan, interpretado por Sylvester Stallone, es un policía “demodelor” que es congelado y despierta en este nuevo mundo para enfrentarse a su némesis, Simon Phoenix, interpretado por Wesley Snipes.
La película presenta una visión fascinante y a la vez inquietante del futuro. Los vehículos autónomos, las sanciones verbales por mal lenguaje, y una sociedad excesivamente pacífica son solo algunas de las características de este nuevo mundo. La ciudad de San Ángeles (una fusión de San Diego y Los Ángeles) se presenta como una utopía superficial que esconde oscuras realidades.
Aunque “Demolition Man” es conocida por sus escenas de acción y explosiones, también ofrece una sátira social inteligente. La película aborda temas como el exceso de regulación, la falta de libertad individual y las consecuencias de una sociedad obsesionada con la seguridad a expensas de la autenticidad humana.
A pesar de no haber sido un gran éxito en taquilla en su lanzamiento, “Demolition Man” ha ganado un estatus de culto con el tiempo. Su visión del futuro, mezcla de acción y comedia, y las interpretaciones carismáticas de Stallone y Snipes la convierten en una experiencia única y memorable.
“El Demoledor o Demolition Man” no solo es una película de acción vibrante, sino también una obra que invita a la reflexión sobre el equilibrio entre la seguridad y la libertad en la sociedad. A través de su mundo futurista y su mirada crítica, la película sigue siendo relevante y entretenida décadas después de su lanzamiento, recordándonos que el futuro que imaginamos puede tener consecuencias inesperadas.
Cuenta la historia del Dr. Ian Gray, un biólogo molecular que obsesionado con la evolución del ojo humano. Junto a su compañera de laboratorio descubre algo sorprendente con implicaciones de amplio alcance que complican sus creencias científicas y espirituales.
Un joven científico empeñado en demostrar que Dios no existe se enamora de una misteriosa joven de ojos bellísimos y originales y que tiene una fuerte creencia en la existencia del alma. La disparidad de opiniones no impide que vivan un apasionado romance hasta que un suceso dramático trastoque las sólidas afirmaciones del investigador.
“Durante generaciones, se ha dicho que los ojos son el espejo del alma” pero ¿qué pasaría si esto es cierto? ¿Podrias registrarlo y reencontrar gente que vuelva a nacer con el mismo patron en el ojo de su vida pasada?
La historia, que arranca como una película romántica de corte independiente, plantea después un interesante dilema entre fe y razón. O mejor dicho, porque el debate no alcanza a tanto, entre un cientificismo radical y una espiritualidad new age. El desarrollo narrativo es muy peliculero –con algún sorprendente punto de giro, viajes por el mundo e investigaciones casi detectivescas–, pero tanto la realización como el tono poco comercial puede contentar al público un poco más intelectual. Sin embargo, con ese material –un dilema, unos personajes bien dibujados, unos actores convincentes y unos diálogos cuidados– se podría haber hecho algo más profundo. Por lo menos, en su afán de abordar cuestiones trascendentes, es una película independiente por encima de la media.
“Durante generaciones, se ha dicho que los ojos son el espejo del alma”, explica Cahill. “Piénsalo”, continúa. “Cada uno de nosotros tenemos esta magnífica obra de arte en nuestra cara. Todos son bonitos si los miras detenidamente. En 1987, un profesor de la Universidad de Cambridge llamado John Dauman añadió una base científica a esa creencia poética. Descubrió que cada ser humano posee un patrón único y medible del iris, al igual que las huellas dactilares”.
Desde un punto de vista científico, el ojo es una máquina sofisticada y compleja. Según Cahill, “se compone del iris, la pupila, la retina, el nervio óptico, la esclerótica y varios músculos. Cada uno tiene unas funciones específicas y trabajan conjuntamente sin interrupción”.
Sin animo de seguir “expoiliando”, simplemente pasen y vean!!!
Oscar y su hermana Linda viven desde hace poco en Tokio. Él sobrevive traficando con drogas, ella trabaja como stripper en un club nocturno. Durante un forcejeo con la policía, Oscar cae herido tras un disparo. Aunque muere, su espíritu, fiel a la promesa de no abandonar a su hermana, rechaza abandonar el mundo de los vivos. Su espíritu vaga ahora por la ciudad y sus visiones son cada vez más caóticas.
Es una experiencia fascinante para unos, agotadora para otros. Todo con impresionante fotografía, música penetrante, imágenes chocantes, algo de porno y momentos geniales.
Esta es la tercera película del enfant más terrible del cine francés: Gaspar Noé. Aquellos que se incomodaron con “Climax” o “Irreversible” seguirán haciéndolo con el visionado de este viaje a los momentos transcendentales luego de desencarnar.
Uno de los cineastas más irreverentes del cine contemporáneo se confirmaba así como un virtuoso de la cámara que ahonda sin pudor en los rincones más oscuros pero tambien tabú del ser humano.
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