Cuando el entretenimiento deja entrever rituales
¿Qué pasaría si, mientras te relajas frente al televisor, fueras testigo no solo de un sketch cómico, sino de una representación cargada de simbolismo ocultista? ¿Y si ese espectáculo fuera presentado con humor, pero escondiera referencias a deidades ancestrales y prácticas esotéricas milenarias? Esto no es ficción. El pasado 8 de marzo de 2025, millones de televidentes fueron testigos de una extraña ceremonia en uno de los programas más populares de la televisión estadounidense: Saturday Night Live. La protagonista: Lady Gaga. La pregunta es inevitable: ¿Se está usando el humor y el entretenimiento para normalizar el ocultismo ante las masas?
El escenario perfecto: entretenimiento y simbología esotérica
Saturday Night Live, conocido por sus parodias y sátiras, se convirtió en el escenario para algo que muchos pasaron por alto como una simple exageración humorística, pero que otros identificaron como una puesta en escena cargada de elementos esotéricos. Lady Gaga, ícono de la cultura pop y asociada frecuentemente con prácticas ocultistas, no solo interpretó su tema «Abracadabra», sino que participó activamente en un sketch que simula un ritual de invocación.
El detalle llamativo no es solo la actuación, sino el simbolismo meticulosamente incorporado: Gaga, vestida de rojo como en antiguas ceremonias, rodeada de bailarines con expresiones siniestras, preparando el terreno para la llegada de una entidad oscura. ¿Solo un chiste televisivo o algo más profundo?
«Abracadabra»: el poder detrás de una palabra aparentemente inocente
La elección de la canción no es casual. La palabra «Abracadabra» tiene raíces profundas en el esoterismo. Su origen hebreo puede traducirse como «yo crearé mientras hablo», un concepto esencial en las prácticas cabalísticas y ocultistas donde la palabra tiene poder creador. Además, esta palabra guarda relación con Abraxas, figura gnóstica que aparece en antiguos amuletos y tratados de magia avanzada.
El ocultista Eliphas Levi ya mencionaba el triángulo mágico formado con las letras de «Abracadabra», atribuyéndole virtudes mágicas usadas exclusivamente por iniciados. ¿Qué mensaje se transmite al utilizar este símbolo en un show masivo, trivializándolo ante millones?
La invocación de Lamashtu: el regreso de una diosa oscura
Pero lo que más ha encendido las alarmas fue la escena posterior. En un ambiente teñido de rojo, la narrativa lleva a los personajes a realizar un juramento que desemboca en la aparición de dos ángeles caídos y la invocación de Lamashtu, una figura demoníaca femenina de la mitología mesopotámica. Esta «madre de los monstruos» no es una elección aleatoria: representa la oscuridad, el caos y los miedos ancestrales.
Durante el sketch, se escenifica un sacrificio simbólico, con referencias explícitas al consumo de sangre y una iniciación oculta. Todo ello presentado bajo un velo de humor bizarro, como si la burla pudiera suavizar la carga ritualística del acto.
Lady Gaga, Marina Abramovic y la élite ocultista: ¿Coincidencia o agenda?
Lady Gaga no es ajena al esoterismo. Desde hace años es asociada con Marina Abramovic, artista y practicante de rituales considerados por muchos como genuinos actos de ocultismo moderno. La práctica del «Método Abramovic» y su relación con las élites de Hollywood refuerzan la hipótesis de una estrategia deliberada: normalizar el ocultismo ante las audiencias, utilizando rostros populares que millones siguen ciegamente.
¿Es casual que, año tras año, este tipo de simbología se haga más evidente y explícita en eventos masivos? ¿Qué papel juegan celebridades influyentes en la aceptación progresiva de estas prácticas por las nuevas generaciones?
Normalización del ocultismo: entretenimiento como herramienta de programación
A través de la música, el cine, la moda y ahora la televisión, ciertos símbolos y prácticas antes ocultos se presentan abiertamente. La risa, el sarcasmo y la espectacularidad son el envoltorio perfecto para algo mucho más profundo: la desensibilización colectiva hacia ritos, figuras y creencias que históricamente han sido consideradas marginales, peligrosas o incluso diabólicas.
La pregunta que queda flotando es si estas prácticas, cuidadosamente dosificadas en el entretenimiento, forman parte de un plan mayor para introducir una nueva religión global, con bases ocultistas y esotéricas, aceptada sin resistencia por masas inconscientes.
Conclusión: ¿Espectáculo inofensivo o ritual disfrazado?
Lo sucedido en Saturday Night Live no puede analizarse simplemente como otro show humorístico más. La mezcla precisa de símbolos, la elección de deidades oscuras y la presencia de figuras cercanas al ocultismo invitan a una reflexión incómoda. ¿Estamos presenciando un avance calculado hacia la normalización de prácticas esotéricas ancestrales, o solo viendo un producto de entretenimiento exagerado?
La línea entre parodia y programación mental se ha vuelto cada vez más delgada. ¿Qué otras puertas estamos abriendo sin darnos cuenta al aplaudir, reír y aceptar estas representaciones? El tiempo dirá si el público permanece indiferente o si despertará ante lo que parece ser algo más que simple ficción.
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