Introducción
El 2 de abril de 2025 ha sido proclamado por Donald Trump como el “Día de la Liberación”, una fecha que, lejos de representar un acto patriótico, podría marcar el inicio de una profunda transformación del sistema económico global. Con un discurso nacionalista y una política arancelaria agresiva, Trump ha desencadenado una crisis económica a gran escala, comparada por algunos analistas con la Gran Depresión de 1930. Sin embargo, detrás del telón de esta aparente rebelión económica, se teje una narrativa aún más inquietante: un plan orquestado por las élites globales para implantar un nuevo modelo de control económico y social.
Este informe investiga a fondo las implicancias ocultas detrás de las acciones de Trump, las reacciones de las élites financieras y el protagonismo creciente del modelo chino en el escenario global. ¿Estamos siendo testigos de una guerra de poder entre naciones o de una transición cuidadosamente calculada hacia un orden económico más autoritario?
Un caos financiero inducido: el plan detrás del colapso
Lejos de ser un error impulsivo, la agresiva subida de aranceles y la paralización del comercio global parecen formar parte de un plan meticulosamente diseñado. Trump lo bautizó como “Liberation Day”, afirmando que sería el renacer de la industria estadounidense. Pero, como en 1930, los mercados reaccionaron en pánico: desplomes bursátiles, inflación desbordada y una recesión que ya se asoma en los principales indicadores.
¿Es posible que este caos sea deliberado? La respuesta, según algunas fuentes, apunta a un sí rotundo. Crear una crisis puede ser el primer paso para justificar una “reconstrucción” bajo nuevas reglas. Y esas nuevas reglas ya están siendo escritas.
El doble juego de las élites: caos como oportunidad
A pesar de su imagen de outsider y rebelde, Trump nunca habría llegado a la presidencia sin el visto bueno de los poderes reales que rigen la política global. Según esta perspectiva, su rol actual no es enfrentarlos, sino ser la pieza clave de un guion más grande: desencadenar un colapso económico necesario para reconfigurar el tablero mundial.
La revista The Economist, propiedad de las élites bancarias tradicionales, ha lanzado un mensaje simbólicamente poderoso: una portada donde Trump aparece cortando el mapa de EE.UU. con una sierra, bajo el título “El Día de la Ruina”. La imagen, plagada de simbolismo —verde por el dólar, amarillo por la emergencia financiera—, sugiere que las acciones de Trump no están desafiando al sistema, sino facilitando su mutación.
China: el modelo a imitar para el nuevo orden
Sanny Milton Beodes, directora de The Economist y miembro del influyente Club Bilderberg, ha sido clara: Trump está allanando el camino para que China tome el liderazgo global. En un giro irónico, mientras EE.UU. se aísla y construye muros, China tiende puentes y expande su influencia económica.
La portada siguiente de The Economist es todavía más reveladora: el lema “Make America Great Again” ha sido reemplazado por “Make China Great Again”. ¿Casualidad? Difícil de creer. Todo parece indicar que las élites están transfiriendo el poder de Occidente a Oriente, y lo están haciendo sin ocultarlo demasiado.
China, con su moneda digital del Banco Central, su sistema de crédito social y su red de vigilancia basada en inteligencia artificial, representa el modelo de control que muchos aseguran que las élites desean replicar globalmente. El caos provocado por Trump en Occidente no es un obstáculo para ese plan, sino su catalizador.
El rol de las instituciones internacionales y el vacío de poder
Con el respaldo de figuras como Elon Musk, Trump ha detenido el financiamiento de múltiples instituciones internacionales, debilitando su influencia y dejando un vacío que China está más que dispuesta a ocupar. Organizaciones globales que hasta ahora respondían a intereses occidentales podrían, en poco tiempo, operar bajo influencia oriental.
Este giro, según la narrativa oficial, sería una oportunidad para “reequilibrar” el orden mundial. Pero para muchos analistas independientes, es el preludio de un modelo global basado en vigilancia, puntuación social y eliminación del efectivo: un mundo donde cada ciudadano sea rastreado, evaluado y eventualmente controlado.
El final de una era y el nacimiento de un nuevo sistema
La historia nos ha enseñado que los grandes cambios no siempre vienen acompañados de guerras o revoluciones violentas. A veces, basta con una crisis financiera cuidadosamente inducida. El actual sistema económico —basado en el dólar, en el libre mercado y en instituciones supranacionales— está siendo desmantelado frente a nuestros ojos. Y lo que vendrá después podría ser aún más restrictivo y centralizado.
Las élites no están perdiendo el control. Al contrario: lo están reconfigurando. La transición de poder de EE.UU. a China no es una consecuencia inesperada, sino una jugada maestra dentro de un plan más amplio. El “Día de la Liberación” podría pasar a la historia, no como el renacimiento de América, sino como el punto de quiebre que dio origen a un nuevo orden mundial.
Conclusión
El caos económico que estamos presenciando no es un accidente ni una simple consecuencia de malas decisiones políticas. Es un proceso de reingeniería global. Las acciones de Donald Trump, lejos de oponerse al poder oculto, parecen responder a un libreto diseñado para destruir el viejo sistema y dar paso a uno nuevo: más tecnocrático, más vigilado, más centralizado.
La pregunta que queda para cada uno de nosotros es: ¿seremos espectadores pasivos de esta transformación o nos atreveremos a cuestionar lo que se nos presenta como inevitable? El futuro está en juego, y entender lo que realmente ocurre es el primer paso para recuperar el control.
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Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.