Los Primeros Pioneros de los Pactos.
La historia humana siempre ha estado ligada a seres creadores superiores, relatados tanto en culturas antiguas como en religiones actuales. Estos relatos incluyen la existencia de seres oscuros que encarnan el mal en otros planos de existencia. A lo largo de los siglos, la música, a través de sus simbolismos y letras, ha narrado encuentros con estos seres malignos, destacando historias de personas que han hecho tratos con ellos a cambio de grandes talentos o conocimientos.
Uno de los primeros relatos populares sobre estos tratos oscuros data de finales del siglo XV, con Joan Faust, más conocido como Fausto. Este mago y alquimista alemán afirmaba haber hecho un pacto con una entidad oscura llamada Mefistófeles, intercambiando su alma por conocimientos alquímicos avanzados.
Cien años después, el violinista Giuseppe Tartini contó que un ser oscuro le ofreció, en un sueño, la melodía de violín más revolucionaria de la época, a cambio de su alma. Así nació la famosa “Sonata del Trino del Diablo”.
El interés de los seres oscuros por el violín parece haber sido especialmente notable. Nicolo Paganini, considerado el mayor intérprete de violín de todos los tiempos, despertó rumores de haber hecho un pacto oscuro debido a sus habilidades sobrenaturales desde joven y su peculiar comportamiento en el escenario. Se decía que sus talentos no eran naturales y que había seres malignos que lo poseían durante sus presentaciones. En su lecho de muerte, Paganini se negó a recibir la última unción, lo cual muchos interpretaron como una confirmación de su pacto con entidades ocultistas.
En los años 1920 y 1930, dos músicos de blues de Mississippi también fueron vinculados con pactos oscuros. Tommy Johnson y Robert Johnson (sin relación entre ellos) ambos tienen historias que los envuelven en rumores de haber vendido sus almas a cambio de habilidades musicales excepcionales.
Tommy Johnson afirmó haber conocido a un hombre vestido de negro en una encrucijada que le afinó la guitarra, tras lo cual adquirió un talento inigualable. Robert Johnson, por su parte, pasó de ser un guitarrista mediocre a uno de los mejores de su época tras un período de desaparición, lo que alimentó las especulaciones sobre un pacto oscuro, reflejado en sus inquietantes letras y canciones.
En la era moderna, estos relatos de pactos oscuros no han desaparecido. La simbología ocultista sigue presente en letras musicales, videos y en la vida social de muchos cantantes de moda. El ocultismo ya no se ve como algo escondido; se ha convertido en una moda que algunos jóvenes imitan en su búsqueda de fama y éxito.
Me gustaría conocer tu opinión sobre estos pactos secretos que se han relatado a lo largo de la historia en la música. ¿Crees que existen entidades malignas que compran el alma de los músicos a cambio de talentos sobrenaturales? Déjame saber tus pensamientos en los comentarios.
Ritualismo y Simbología Oculta en Eurovisión.
El mundo del entretenimiento moderno ha sido catalogado como una “religión ocultista” que capta seguidores de todas las edades, quienes se sienten atraídos por las celebridades y eventos masivos llenos de energía vibracional, usados para inculcar su simbología y mensajes esotéricos. Entre estos eventos destaca el Festival de la Canción de Europa, conocido como Eurovisión, donde la representación de Irlanda, Bambi Tuck, ha protagonizado un controvertido espectáculo ritualista.
En su presentación, la cantante irlandesa, quien ha ganado popularidad en Europa, incorpora elementos que evocan la simbología esotérica. Se denomina a sí misma parte de un nuevo género musical llamado “POP”, un acrónimo que también podría interpretarse como el instrumento usado en el ocultismo para invocar a seres de otros planos.
Su actuación en Eurovisión fue una mezcla de simbolismo oculto evidente. Se presenta dentro de un pentáculo, utilizado en el esoterismo como talismán de invocación, rodeada de velas ceremoniales que crean una atmósfera ritualística aplaudida por miles de asistentes. Su vestimenta, inspirada en Baphomet, el dios ocultista, y su rostro marcado con simbología celta, refuerzan esta estética.
La canción interpretada por Tuck, Dunstan Blood, que puede traducirse como “tristeza apocalíptica”, narra el deseo de llevar desgracias a una persona mientras se ahoga en su propia tristeza. Durante la presentación, invoca a un ser de facciones oscuras con el que danza en una escena rodeada de efectos de fuego y rayos. Los gritos desgarradores complementan esta atmósfera ritualista que concluye con la frase “Y corona a la bruja”.
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