AI Steve, la primera inteligencia artificial en postularse para el Parlamento británico, está cambiando la forma en que entendemos la política.
AI Steve, creado por Neural Voice, es una inteligencia artificial respaldada por Steve Endacott, un empresario británico. Endacott se define como un “capitalista con conciencia social” y ha decidido presentarse en las próximas elecciones generales del 4 de julio en el distrito electoral de Brighton, con el objetivo de lograr este escaño en el Parlamento británico.
Lo tendrá difícil, aunque su propuesta es revolucionaria y ha suscitado un acalorado debate: AI Steve tomaría las decisiones políticas basadas en las sugerencias y peticiones de los votantes, mientras que Endacott sería quien asista físicamente al Parlamento y vote siguiendo las indicaciones de la IA.
La campaña de AI Steve se basa en la interacción directa con los votantes. Utilizando un avatar y la voz de Endacott, la IA responderá a las preguntas y preocupaciones de los ciudadanos. Este enfoque busca aumentar la transparencia y la participación ciudadana en el proceso democrático, alejándose de los métodos tradicionales que Endacott critica por estar “desconectados de los votantes”.
AI Steve tiene varias propuestas innovadoras en su agenda, según detalla el medio británico The Independent. Entre ellas, destaca la implementación de una semana laboral de cuatro días para 2030, una medida que, según Endacott, es necesaria debido a la destrucción de empleos causada por la automatización. Además, propone aumentar la capacidad de las prisiones, eliminar el cargo por emisiones bajas de Londres (ULEZ), incrementar el seguro nacional y monitorizar la ruta de los camiones de basura para mejorar la eficiencia en la recolección de residuos.
Endacott ha expresado su desilusión con la política tradicional, particularmente después de su experiencia con el Partido Conservador. Fue instado a postularse como concejal en Rochdale, un área con pocas posibilidades de éxito para él, lo que lo llevó a cuestionar la conexión de los políticos con sus electores y buscar nuevas formas de participación política más inclusivas y representativas.
“Steve Endacott presenta esta novedosa candidatura tras haber sentido desencanto por la política tradicional”
El uso de inteligencia artificial en la política plantea importantes preguntas sobre el futuro de la democracia. Endacott defiende que AI Steve es una herramienta para los parlamentarios que buscan representar mejor a sus electores, no una sustitución de los mismos. Su objetivo es “reinventar la democracia” conectando directamente a los votantes con sus representantes a través de la tecnología.
La candidatura de AI Steve también ha llamado la atención por su método de formulación de políticas. AI Steve puede tener hasta 10.000 conversaciones a la vez y las propuestas son desarrolladas y votadas por un grupo de validadores locales que califican cada política semanalmente. Solo las políticas que obtienen más del 50% de aprobación son adoptadas, garantizando así que reflejan la voluntad de la comunidad.
En un contexto donde la tecnología avanza rápidamente, la aparición de AI Steve podría ser un punto de inflexión para la política global, abriendo el debate sobre el papel de la inteligencia artificial en la gobernanza y la representación democrática.
En el reciente debate sobre el futuro de la gobernanza, emergen conceptos que desafían nuestras concepciones tradicionales del poder y la organización social.
A continuación, exploramos las ideas expuestas en una conversación sobre la tecnocracia, la autocracia y la holocracia, contextualizando sus implicaciones en nuestra realidad actual y futura.
El concepto de tecnocracia se refiere a un sistema en el cual las decisiones son tomadas por técnicos y expertos en lugar de políticos electos. En una dictadura tecnócrata, el Estado tendría un control exhaustivo sobre las actividades económicas y sociales, dictando no solo qué podemos gastar, sino también en qué podemos gastar. El dinero digital se convertiría en una herramienta de control, gestionada directamente por el Estado, lo que centraliza aún más el poder y la administración de la vida cotidiana de los ciudadanos.
La autocracia, tradicionalmente entendida como un sistema centralizado de poder absoluto, es contrapuesta en la discusión a un concepto emergente: la holocracia. Este modelo, propuesto por el autor Salvador Bayarri en su obra “Holocracia”, sugiere una estructura más descentralizada y horizontal. La holocracia se basa en la idea de que la inteligencia artificial puede ser utilizada para distribuir el poder de manera más equitativa, reduciendo la influencia de los estados y favoreciendo una organización social menos jerárquica.
Bayarri plantea un futuro donde la humanidad se divide en dos grupos: uno que confía plenamente en una superinteligencia artificial para tomar decisiones vitales, viviendo bajo su guía casi como si fuera una deidad; y otro que rechaza la inteligencia artificial, optando por una vida más conectada con la naturaleza y auto-sustentable. Esta dicotomía refleja una polarización profunda en cómo podríamos abordar la tecnología y la gobernanza en el futuro.
La crítica hacia los estados actuales se centra en su intento de controlar la narrativa y convertirse en los únicos poseedores de la verdad, usando la inteligencia artificial para centralizar aún más su poder. Sin embargo, para muchos, el papel de los estados debería ser el de gestionar la sociedad de manera más eficiente, sin asumir un control absoluto sobre las decisiones individuales.
La reflexión final se dirige hacia una pregunta fundamental: en el futuro, ¿quién nos gobernará? O, más precisamente, ¿qué nos gobernará? Con el avance de la inteligencia artificial, es probable que no solo personas, sino algoritmos y sistemas tecnológicos tomen un papel dominante en la gobernanza. Esto plantea un desafío significativo: cómo asegurar que estas tecnologías sean utilizadas para el beneficio común y no para consolidar aún más el poder en manos de unos pocos.
La descentralización de la inteligencia artificial se presenta como una solución potencial para evitar la concentración de poder. La idea es desarrollar sistemas de IA que no estén controlados por una entidad central, sino que puedan operar de manera autónoma y distribuida. Sin embargo, este es un desafío enorme que requiere una reestructuración completa de cómo concebimos y aplicamos la tecnología.
La conversación sobre tecnocracia, autocracia y holocracia nos lleva a repensar el papel de la tecnología en nuestras vidas y en la estructura de nuestras sociedades. Mientras nos dirigimos hacia un futuro donde la inteligencia artificial podría jugar un rol central en la gobernanza, es crucial que estas herramientas se desarrollen de manera que promuevan la equidad, la libertad y la descentralización del poder.
La Unión Europea ha aprobado la identidad digital europea, una nueva carta de servicios centralizada que permite identificarse en el seno de la unión, e igualmente también realizar toda una variada cantidad de trámites administrativos, intercambio de información y datos con entidades públicas y entidades privadas. Incluye información básica de primer nivel, e información considerada como sensible (tarjeta sanitaria, cuentas bancarias, formación profesional…).
Su creación responde a la idea de centralizar determinados tipos de trámites de manera digital a partir de un único ente, que a su vez da la potestad de certificar a terceros; entidades privadas y públicas.
Al margen de las “buenas intenciones” de la iniciativa, su propio funcionamiento y su mal uso futuro llena de nubarrones su teóricamente inocente implementación.
Somos una organización sin fines de lucro que no pertenece a ningún dogma, religión o partido político. Somos 100% independientes.
Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.