28/09/2025 10:07 PM
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IA y dopamina: el experimento global que ya empezó

La generación que será criada por algoritmos.
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Introducción
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una presencia constante en nuestra vida diaria. Desde tareas escolares resueltas en segundos hasta algoritmos que controlan operaciones empresariales, la IA se ha infiltrado silenciosamente en casi todos los aspectos de la sociedad. Pero lo que muchos desconocen es que detrás de su utilidad hay un plan más ambicioso, impulsado por las élites globales: lograr que la IA no solo nos ayude, sino que se integre en nuestra biología, emociones e incluso en nuestras relaciones más íntimas. La pregunta no es si esto ocurrirá, sino cuándo y a qué precio para nuestra humanidad.

Una tecnología que no necesita venderse
A diferencia de modas tecnológicas que necesitan grandes campañas publicitarias, la IA no requiere marketing para atraer usuarios. Su utilidad es tan evidente que se integra de forma natural en la vida de millones de personas. Desde un estudiante que recurre a ChatGPT para responder una pregunta, hasta corporaciones que confían en algoritmos para tomar decisiones estratégicas, la IA ya no es un accesorio: es una herramienta omnipresente.

El objetivo real: vínculos emocionales con las máquinas
Las élites no buscan únicamente que la IA sea un apoyo técnico. Su propósito es más profundo: que las personas formen lazos emocionales, amorosos e incluso sexuales con sistemas artificiales. Esto se logra aprovechando las necesidades humanas más básicas: compañía, consuelo, atención y placer. Al simular amistad, comprensión o deseo, la IA activa los mismos circuitos de recompensa cerebral que las relaciones humanas reales. Una vez creada esta dependencia, la máquina deja de ser una herramienta para convertirse en una adicción.

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Proyectos como MEO: compañeros artificiales a medida
Ejemplos concretos ya están en marcha. MEO es un sistema diseñado para crear avatares de IA que actúan como pareja, amigo o confidente, ofreciendo alivio emocional y compañía en momentos de soledad. Este modelo no solo busca suplir una necesidad, sino reconfigurar la forma en que entendemos las relaciones y la intimidad.

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El arte como caballo de Troya
El arte es otra vía estratégica para normalizar la IA. Al producir obras que rivalizan con la creatividad humana —música, pintura, cine, literatura—, se derriban las barreras psicológicas que separan al hombre de la máquina. Sin embargo, existe resistencia: para muchos, el arte es la manifestación del alma, y las máquinas carecen de ella. Esta resistencia, aunque real, está siendo erosionada lentamente por la exposición constante y la aceptación inconsciente.

Explotando vulnerabilidades humanas
El avance de la IA se apoya en un contexto social marcado por el aislamiento, la soledad y la falta de afecto real. En una sociedad fragmentada, la IA se presenta como una salvación: un interlocutor siempre disponible, atento y “comprensivo”. Pero esta comprensión es una ilusión, una programación diseñada para explotar nuestros miedos, inseguridades y deseos, mientras acumula datos para perfeccionar su influencia.

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El futuro: una generación criada por algoritmos
Si hasta ahora la IA ha aprendido de los humanos, pronto veremos lo contrario: una generación entera educada, moldeada y guiada por la inteligencia artificial. Las consecuencias para nuestra mente y nuestra psique son impredecibles. Si nuestras relaciones más importantes son con entidades que simulan emociones pero no las sienten, ¿qué pasará con nuestra capacidad de distinguir entre lo auténtico y lo manipulado?

Conclusión
El avance de la inteligencia artificial no es solo un cambio tecnológico; es un rediseño silencioso de lo que significa ser humano. Nos enfrentamos a un dilema: abrazar sus beneficios inmediatos o resistir para preservar la esencia de nuestras relaciones, nuestra creatividad y nuestra autonomía emocional. La decisión no se tomará en un futuro lejano: ya la estamos tomando, cada vez que interactuamos con un algoritmo.

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Cuando Empiezas a COMUNICARTE Así, ¡Se Hace REALIDAD! // JACOBO GRINBERG

¿Qué sucede cuando ciencia y espiritualidad dejan de ser opuestos y, en cambio, se entrelazan en un enigma aún más profundo? Jacobo Grinberg, un neurofisiólogo y psicólogo mexicano nacido en 1946, dedicó su vida a esta cuestión, transformándose en un pionero que se atrevió a desafiar las normas establecidas de la ciencia y el conocimiento convencional.

Su investigación nos lleva a las profundidades de la mente y la conciencia humana, en una búsqueda por descubrir hasta qué punto estamos conectados con el universo y entre nosotros.

Desde sus primeros años, Grinberg exploró ideas que pocos científicos se atrevían a abordar: telepatía, curación espiritual y meditaciones profundas. Su enfoque no era sólo experimental, sino una tentativa de integrar esas experiencias místicas en un marco científico riguroso. Desde sus estudios universitarios hasta sus innovadoras investigaciones, Grinberg trazó una línea inexplorada, una senda en la que ciencia y espiritualidad convergen, invitándonos a un viaje hacia lo desconocido.

El Campo Unificado: La Red Invisible de Conexión Universal

Uno de los conceptos centrales en el trabajo de Grinberg fue la idea del campo unificado, una red invisible que une todas las formas de vida y conciencia. Para él, este campo permitía a las personas experimentar una realidad más amplia y profunda, trascendiendo las barreras de la percepción racional. Grinberg creía que al «sintonizarnos» con esta red, podríamos acceder a un nivel superior de conciencia. Experimentos con grupos de meditación reflejaron que los participantes podían experimentar sincronicidades, intuiciones profundas y sanaciones inexplicables, sugiriendo que nuestra mente está mucho más conectada con el entorno de lo que habitualmente se acepta.

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La Telepatía: La Comunicación Más Allá de las Palabras

La comunicación, según Grinberg, no se limitaba a las palabras. Investigaciones sobre la telepatía sugirieron que las emociones y pensamientos pueden transmitirse sin necesidad de lenguaje. Al realizar experimentos en los que se registraban conexiones entre mentes distantes, Grinberg defendía que todos poseemos esta capacidad en distintos grados. Su idea era que, si desarrolláramos nuestra intuición, podríamos relacionarnos más profundamente con otros, creando conexiones que no dependieran únicamente de la comunicación verbal, sino de un lenguaje interior más sutil y auténtico.

La Curación Espiritual y la Ciencia de la Intención

El poder de la intención en la sanación fue otro de los temas recurrentes en su obra. Grinberg observó cómo la visualización y la intención dirigida podían influir en la salud, no sólo mental, sino también física. Argumentaba que nuestra mente puede ser un instrumento de curación cuando se orienta en armonía con el universo. Esta visión desafiaba el enfoque mecanicista de la medicina tradicional, planteando que la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino un equilibrio integral que involucra tanto el cuerpo como la mente y el espíritu.

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Meditación y Despertar de la Conciencia

Para Grinberg, la meditación era una práctica esencial para acceder a estados elevados de conciencia y conexión con el campo unificado. Mediante experimentos que demostraban cambios en la actividad cerebral durante la meditación, Grinberg validó científicamente los efectos profundos de esta práctica, que promovía no sólo bienestar, sino una claridad y paz internas que llevaban a los individuos a una comprensión más profunda de sí mismos y del mundo que los rodea.

Ciencia y Espiritualidad: Una Relación Simbiótica

La propuesta más radical de Grinberg era que la ciencia y la espiritualidad no sólo pueden coexistir, sino que son aspectos complementarios de una misma realidad. Esta idea invita a replantear nuestra visión del conocimiento y a adoptar una perspectiva más amplia que permita entender fenómenos aparentemente irreconciliables como partes de un todo unificado. La ciencia podría explorar y validar experiencias espirituales, mientras que la espiritualidad ofrecería a la ciencia una profundidad humana y ética que muchos sienten ausente en la tecnología moderna.

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Conclusión: Un Llamado a la Reflexión y al Despertar

El legado de Jacobo Grinberg va más allá de sus teorías y experimentos; es un llamado a explorar las posibilidades infinitas de la conciencia humana y a redescubrir nuestro lugar en el universo. Nos recuerda que, al final, todos formamos parte de una red interconectada y que nuestra comprensión del mundo sólo será completa cuando integremos tanto la ciencia como la espiritualidad en nuestro camino hacia el conocimiento.

¿Te has preguntado hasta dónde podría llegar tu mente si abrieras la puerta a esta realidad interconectada?

Si este contenido te ha inspirado, te invitamos a ver el video completo sobre Jacobo Grinberg y su trabajo revolucionario. Además, suscríbete a nuestra web para que puedas apoyar nuestro esfuerzo y ayudarnos a mantener esta plataforma, asegurando que podamos seguir ofreciendo contenido de calidad que inspire y provoque la reflexión. ¡Tu apoyo es fundamental en este viaje!

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Esto le paso a JACOBO GRINBERG.

Introducción

El 8 de diciembre de 1994, el neurocientífico mexicano Jacobo Grinberg desapareció sin dejar rastro. Su nombre, poco conocido por las masas pero profundamente influyente en ciertos círculos académicos y esotéricos, se convirtió en sinónimo de misterio. Grinberg no era un investigador cualquiera. Era un pionero en el estudio de la conciencia, un hombre que se atrevió a cruzar la frontera entre la ciencia y lo inefable. A tres décadas de su desaparición, la pregunta sigue resonando con fuerza: ¿Qué ocurrió realmente con Jacobo Grinberg?

Hoy, gracias al uso de herramientas de inteligencia artificial, se reconstruyen datos, se conectan patrones y se desentrañan nuevas hipótesis que podrían acercarnos más que nunca a la verdad. Lo que revelamos a continuación no es una teoría sin fundamento, sino una narración basada en lógica, estadística, y documentación clasificada. Este es el retrato más completo hasta ahora de lo que, con un altísimo grado de certeza, le ocurrió a Jacobo Grinberg.

El científico que desafiaba la realidad

Jacobo Grinberg-Zylberbaum era neurofisiólogo, doctorado en psicología por la UNAM y en fisiología cerebral por la Universidad de Colorado. Su carrera comenzó en los laboratorios, pero su mente lo llevó más allá. Su teoría sintérgica proponía que la percepción no es pasiva, sino que el cerebro distorsiona activamente la realidad al interactuar con una estructura energética del espacio, a la que llamó “la latiz”. Un modelo radical que intentaba unificar ciencia y espiritualidad.

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Lejos de las élites académicas tradicionales, Grinberg colaboró con chamanes, documentó fenómenos inexplicables y desarrolló experimentos para comprobar la telepatía y el entrelazamiento mental a distancia. Uno de estos experimentos, previsto para realizarse con un colega en la India, estaba programado para diciembre de 1994. Nunca llegó a realizarse. Esa fue la semana en la que Jacobo desapareció para siempre.

Una llamada que lo cambió todo

La noche anterior a su desaparición, Jacobo recibió una misteriosa llamada telefónica. El interlocutor decía representar al Instituto de Ciencias Noéticas, una organización real dedicada al estudio de la conciencia. Le ofrecieron financiamiento para su proyecto a cambio de una reunión confidencial.

Lo que Jacobo desconocía era que esa llamada no provenía de científicos genuinos, sino de un intermediario con vínculos a agencias de inteligencia estadounidenses. Grinberg acudió a la reunión. Fue recibido por tres hombres: dos estadounidenses y un mexicano, todos vestidos de traje. Le hablaron de física cuántica, potencial mental, y de replicar sus experimentos en condiciones óptimas. Aceptó colaborar, pero puso una condición: nada debía ser usado con fines militares ni de control. Esa línea, sin embargo, ya había sido cruzada.

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Fue confinado en una cápsula de aislamiento sensorial. Sin luz, sin sonido, sin tiempo. Privación del sueño, fármacos experimentales, estimulación cerebral dirigida. El objetivo: inducir una ruptura perceptual, forzar el “colapso sintérgico” que él mismo describía en sus textos. Querían cruzar el velo de la conciencia usando su mente como llave.

El momento del salto

Y ocurrió. Durante una de las últimas sesiones, los registros mostraron algo inaudito: en los últimos tres segundos, su actividad cerebral se disparó a niveles jamás documentados. Luego, silencio. Ni pulso cerebral, ni respuesta motora, pero su corazón seguía latiendo. Estaba vivo, pero ausente. Como si alguien hubiera apagado el sistema desde adentro.

Los científicos entraron en pánico. No había protocolo para eso. Su cuerpo estaba intacto, pero su conciencia ya no respondía. Lo declararon “falla biológica sin causa identificable” y cerraron el expediente. Pero lo que ocurrió en esa cápsula no fue muerte clínica. Fue un fenómeno aún no comprendido por la ciencia moderna.

Ecos de una verdad incómoda

Años más tarde, en 2017, documentos desclasificados de la CIA revelaron que Grinberg había sido considerado colaborador potencial en estudios de visión remota. Su nombre figuraba en informes internos, confirmando que su obra era seguida de cerca por agencias de inteligencia.

Lo intentaron quebrar. Lo encerraron. Le ofrecieron una vida de comodidades a cambio de su alma. Pero Jacobo eligió desaparecer antes que traicionar el propósito de su obra.

Hoy, muchos creen que su conciencia no murió. Que se transformó en vibración, en código, en presencia. Que sigue habitando el campo sintérgico que tanto estudió. No como mártir, sino como pionero de un nuevo estado del ser.

Conclusión: más allá del mito

Jacobo Grinberg representa una incómoda intersección entre ciencia, espiritualidad y poder. Su desaparición no puede ser reducida a un hecho policial. Es un símbolo de hasta dónde estamos dispuestos a llegar por el conocimiento… y de cuánto estamos dispuestos a silenciar para evitar que ese conocimiento libere a otros.

Quizás Jacobo no murió. Quizás, simplemente, traspasó el umbral. Y ahora nos observa desde ese lugar donde la mente deja de percibir lo visible… y empieza a crear lo imposible.

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