Este colectivo ha emergido como una fuerza combativa contra la zona de emisiones ultra bajas denominada ULEG (Ultra Low Emission Zone). Este plan, implementado con el objetivo de reducir la contaminación del aire en la capital británica, ha desencadenado un profundo debate sobre la justicia económica, la libertad individual y la privacidad.
La ULEG fue establecida por el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y lanzada oficialmente el 8 de abril de 2019. Su propósito principal es disminuir la polución del aire, cobrando una tarifa diaria a los vehículos que no cumplen con los estándares de emisiones más recientes para ingresar a ciertas áreas de la ciudad. Los defensores de la ULEG argumentan que esta medida es crucial para mejorar la calidad del aire, reducir enfermedades respiratorias y combatir el cambio climático. Sin embargo, la implementación de la ULEG no ha estado exenta de críticas.
Los opositores, entre ellos los Black Runners, sostienen que esta política impone una carga financiera desproporcionada sobre los conductores de vehículos más antiguos y menos eficientes, quienes generalmente son personas de menores ingresos. Además, argumentan que la ULEG es una manifestación del creciente control gubernamental sobre la vida privada de los ciudadanos. Los Black Runners han llevado a cabo una serie de acciones directas para sabotear la infraestructura de la ULEG, incluyendo cortar cables, desactivar cámaras y destruir equipos de monitoreo.
Hasta la fecha, han dañado cientos de cámaras de la ULEG, causando millones de libras en reparaciones y pérdidas para las autoridades locales. Estas acciones han sido tanto condenadas como alabadas por diferentes sectores de la sociedad. Mientras las autoridades describen estos actos como vandalismo y sabotaje, muchos ciudadanos ven a los Black Runners como defensores de la libertad individual y la justicia económica.
La polémica en torno a los Black Runners se intensificó cuando dos niños resultaron heridos en un accidente automovilístico después de que miembros del grupo cortaran semáforos para destruir las cámaras de la ULEG. El accidente ocurrió en el sur de Londres, cuando cinco semáforos y cámaras fueron destruidos, resultando en una colisión que dejó a seis personas heridas, incluidos dos niños.
Los defensores de los Black Runners argumentan que la ULEG es una medida elitista que castiga a los más vulnerables, señalando que muchas personas no pueden permitirse actualizar sus vehículos para cumplir con los nuevos estándares de emisiones. Critican la falta de alternativas viables y asequibles en el transporte público, que sólo aquellos con dinero pueden acceder al transporte privado mientras los demás deben soportar las limitaciones impuestas.
Uno de los aspectos más controvertidos de la ULEG es el uso de cámaras de vigilancia para monitorear y hacer cumplir las normas de emisiones. Los críticos argumentan que este sistema es una invasión a la privacidad y un paso hacia un estado de vigilancia. Comparan la ULEG con otras formas de control gubernamental implementadas en otras partes del mundo, que utilizan sistemas de vigilancia similares.
Los Black Runners consideran que las cámaras de vigilancia son una herramienta de control estatal que socava las libertades individuales. Su resistencia no solo se dirige contra la ULEG, sino también contra lo que perciben como una tendencia cada vez más amplia hacia la monitorización y el control de los ciudadanos. Esta resistencia puede compararse con otros movimientos que se oponen a medidas gubernamentales invasivas, como el movimiento de los chalecos amarillos en Francia.
Estas organizaciones, que derivan su poder de los sistemas político, militar y religioso, operan en secreto y se cree que reciben instrucciones directas de entidades malévolas.
El plan de estas sociedades no solo busca esclavizar físicamente a la humanidad, sino también limitar la conciencia de los individuos a través de un adoctrinamiento global que comienza en la infancia. Organizaciones como la masonería y los Illuminati, aunque famosas, son solo la punta del iceberg de una orden mucho más antigua, los Jesuitas, quienes han infiltrado cada aspecto de la vida pública y privada de las naciones.
Los Jesuitas, conocidos por su apariencia de santidad y votos de pobreza, han utilizado estas máscaras para ocultar su verdadero propósito: terminar con la libertad de conciencia. Han extendido su influencia a través de juramentos de iniciación que comprometen a cada miembro a eliminar cualquier forma de libertad, utilizando cualquier medio necesario. Hoy, su poder es tan vasto que parece imposible detener su influencia.
Durante décadas, una estructura de control ha sido construida alrededor nuestro sin que nos demos cuenta. Las ciudades han sido transformadas en prisiones modernas donde la dependencia del mercado es total. La falta de autosuficiencia en la producción de alimentos y energía nos ha dejado vulnerables a un caos inminente, con grandes urbes que se convertirán en campos de batalla debido al desabastecimiento.
El control no se detiene en lo físico; se extiende a través de químicos en el agua y el aire, ondas electromagnéticas y alimentos procesados, todo diseñado para minar nuestra salud física y mental. Es necesario liberarse de este sistema opresor, como lo anunciaron los antiguos oráculos hebreos.
Uno de los grandes objetivos de la élite gobernante es destruir los lazos familiares. Movimientos como el feminismo y el movimiento gay, financiados por familias poderosas como los Rockefeller, buscan disolver el núcleo familiar y reemplazar los lazos de amor y pertenencia por una obediencia al sistema colectivo.
Grandes eventos históricos como la Revolución Francesa, las Guerras Mundiales y la Guerra Fría fueron planeados para responder a los intereses de la élite banquera y petrolera. Incluso atentados y asesinatos famosos fueron premeditados por esta misma élite. La creación de organismos como la CIA y el FBI también forma parte de este plan al igual que todas las agencias de inteligencia. El tema es largo y da para mucho pero con este video informe solo queremos dar un punta pie inicial.
Aunque se han levantado movimientos en contra del Nuevo Orden Mundial, es crucial no aceptar una mezcla de verdad y error en esta lucha. El destino eterno de la humanidad está en juego, y debemos combatir la corrupción con integridad, la mentira con verdad y la violencia con amor.
Finalmente, el mensaje es claro: el mundo se enfrenta a un acontecimiento sin precedentes, donde los juicios divinos y la liberación final serán una realidad. Es el tiempo de buscar al Creador para ser verdaderamente libres.
Somos una organización sin fines de lucro que no pertenece a ningún dogma, religión o partido político. Somos 100% independientes.
Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.