Un un mundo donde el 2% de la población estadounidense produce alimentos para el resto, la mayoría desconoce cómo llega la comida a su mesa. Lo que comenzó como una revolución agrícola para combatir el hambre se ha convertido en un sistema dominado por corporaciones que patentan semillas, monopolizan mercados y alteran genéticamente los alimentos sin el consentimiento informado de los consumidores.
Este informe revela cómo la industria biotecnológica, liderada por gigantes como Monsanto, ha redefinido la agricultura, desplazando a los pequeños agricultores, contaminando cultivos tradicionales y desatando un debate ético sobre la propiedad de la vida misma.
La Revolución Verde: De la Abundancia a la Uniformidad Genética
A principios del siglo XX, la diversidad agrícola era vasta: más de 7,000 variedades de manzanas y 5,000 tipos de papas se cultivaban en el mundo. Sin embargo, la introducción de fertilizantes químicos (derivados de armas de guerra) y pesticidas como el DDT marcó el inicio de una agricultura industrializada.
La Revolución Verde prometía acabar con el hambre, pero trajo consigo:
Monocultivos: Campos sembrados con una sola variedad, eliminando la biodiversidad.
Dependencia de agroquímicos: Los pesticidas crearon plagas más resistentes, obligando a los agricultores a usar más productos tóxicos.
Extinción de semillas: El 97% de las variedades de vegetales cultivadas hace un siglo han desaparecido.
Monsanto y la Revolución de los Genes
En los años 90, la ingeniería genética transformó la agricultura. Monsanto desarrolló semillas resistentes al Roundup (su propio herbicida), asegurando que los agricultores compraran ambos productos.
Pero el verdadero poder de Monsanto radica en las patentes de vida:
1980: El Tribunal Supremo de EE.UU. permitió patentar organismos vivos (caso Chakrabarty).
1990s: Monsanto compró empresas de semillas, patentando incluso variedades tradicionales no transgénicas.
Contaminación genética: Si un cultivo es contaminado por polen transgénico, Monsanto puede demandar al agricultor por «violación de patente».
El Caso Percy Schmeiser: Un Agricultor Contra un Gigante
Percy Schmeiser, un agricultor canadiense, fue demandado porque sus campos fueron contaminados por colza transgénica de Monsanto. Aunque él nunca compró sus semillas, el tribunal falló a favor de Monsanto, estableciendo un peligroso precedente:
«Si el gen de Monsanto está en tu cultivo, aunque llegara por el viento, la planta ya no es tuya».
Los Peligros Ocultos de los Transgénicos
1. Salud Pública y Falta de Etiquetado
80-90% de los estadounidenses exigen etiquetado de transgénicos, pero la industria ha bloqueado leyes con campañas millonarias.
Sin etiquetado, es imposible rastrear alergias o efectos tóxicos.
2. Resistencia a Antibióticos
Muchos cultivos transgénicos usan genes marcadores de resistencia a antibióticos, lo que podría contribuir a la crisis global de superbacterias.
3. Contaminación de Cultivos Tradicionales
En México, el maíz nativo fue contaminado por transgénicos, poniendo en riesgo 7,000 años de diversidad genética.
Si un salmón transgénico escapa al océano, podría extinguir a la especie salvaje en 40 generaciones.
El Juego Sucio: Corporaciones y Gobiernos
Revolving door: Exejecutivos de Monsanto ocupan puestos clave en agencias reguladoras (EPA, FDA).
Michael Taylor (exabogado de Monsanto) redactó las políticas de la FDA que permitieron la entrada de transgénicos sin pruebas rigurosas.
Subvenciones estatales mantienen a flote a agricultores que pierden dinero con cultivos transgénicos.
Alternativas: La Contrarrevolución Alimentaria
Frente al modelo industrial, surgen movimientos que reclaman soberanía alimentaria:
Agricultura orgánica: Prohibida la modificación genética, irradiación y aguas residuales gracias a la presión ciudadana.
Mercados locales: Reducen la huella de carbono y fortalecen economías rurales.
Agricultura apoyada por la comunidad (CSA): Conexión directa entre productores y consumidores.
Conclusión: ¿Quién Decide el Futuro de Nuestra Comida?
El sistema alimentario actual beneficia a corporaciones, no a agricultores ni consumidores. La falta de transparencia, la contaminación genética y el control oligopólico de las semillas plantean preguntas urgentes:
¿Deben las corporaciones patentar la vida?
¿Por qué se niega el derecho a saber qué comemos?
¿Podremos recuperar la diversidad agrícola perdida?
La respuesta está en nuestras elecciones diarias: apoyar mercados locales, exigir etiquetado claro y cuestionar un sistema que prioriza ganancias sobre salud y sostenibilidad.
La sabiduría hiperbórea ofrece una narrativa alternativa sobre la historia humana, basada en conocimientos esotéricos y filosóficos que desafían la versión convencional.
Se aborda la distorsión del conocimiento humano a lo largo del tiempo y la importancia de descubrir nuestras verdaderas raíces.
La dualidad entre la naturaleza material y espiritual del ser humano crea una lucha interna que influye en nuestras decisiones diarias, buscando alcanzar un equilibrio armonioso y una comprensión más profunda de nosotros mismos.
El Enuma Elish es un antiguo poema épico babilónico que narra la creación del mundo y la ascensión del dios Marduk a la supremacía en el panteón babilónico.
Este texto, descubierto en las ruinas de la biblioteca de Asurbanipal en Nínive, data aproximadamente del siglo XII a.C. y es una de las obras literarias más antiguas conocidas.
El Enuma Elish fue escrito en un período en el que Babilonia estaba consolidando su poder en Mesopotamia. La epopeya sirvió no solo como un relato mitológico, sino también como una herramienta política para legitimar el dominio de Babilonia y la supremacía de su dios principal, Marduk. La historia se recitaba durante el festival de Akitu, el Año Nuevo babilónico, subrayando la importancia de Marduk en la continuidad y el orden cósmico.
El poema comienza con la descripción de un estado primordial de caos, donde solo existían dos deidades: Apsu, el agua dulce, y Tiamat, el agua salada. De su unión nacieron otras deidades, cuya creciente actividad perturbó a Apsu. Apsu planeó destruir a sus hijos, pero fue asesinado por Ea, uno de los dioses jóvenes. Esto enfureció a Tiamat, quien creó un ejército de monstruos para vengar la muerte de Apsu.
Marduk, el dios de Babilonia, se ofreció para enfrentar a Tiamat y sus fuerzas. Equipado con poderosas armas y acompañado por los vientos, Marduk derrotó a Tiamat y dividió su cuerpo para crear el cielo y la tierra. Tras su victoria, Marduk organizó el cosmos, estableció las estaciones y asignó funciones a los demás dioses. Finalmente, Marduk creó a la humanidad a partir de la sangre de Kingu, el líder del ejército de Tiamat, para que sirviera a los dioses.
El Enuma Elish no solo fue fundamental para la religión y cultura babilónicas, sino que también tuvo una profunda influencia en las mitologías y religiones posteriores. La narrativa de un dios supremo que establece el orden a partir del caos es un tema recurrente en muchas religiones antiguas y contemporáneas.
Mitología Hebrea: Las similitudes entre el Enuma Elish y los relatos de la creación en el Génesis son notables. Ambos textos describen un estado primordial de caos y la subsecuente ordenación del cosmos por una deidad suprema. Algunos estudiosos sugieren que los hebreos pudieron haber adaptado elementos del Enuma Elish durante su exilio en Babilonia.
Mitología Griega: El mito de Zeus derrotando a los titanes y estableciendo el orden en el Olimpo guarda paralelismos con Marduk venciendo a Tiamat. La idea de un joven dios destronando a una generación anterior de deidades es un tema recurrente en ambas culturas.
Religiones Abrahámicas: Aunque las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islam) desarrollaron teologías distintivas, la narrativa básica de un dios que crea el mundo y establece el orden es un hilo común que puede rastrearse hasta los antiguos mitos mesopotámicos.
El Enuma Elish representa más que un simple mito de creación; es una pieza clave del legado cultural y religioso de la humanidad. Su influencia se extiende a través de los milenios, afectando profundamente las religiones y mitologías posteriores. Aunque las narrativas específicas y los panteones pueden haber cambiado, el concepto central de una deidad que trae orden al caos persiste, subrayando la conexión entre el antiguo poema babilónico y las religiones modernas.
Somos una organización sin fines de lucro que no pertenece a ningún dogma, religión o partido político. Somos 100% independientes.
Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.