Sin embargo lo que más hicimos fue hablar. Cientos de canales en redes sociales dedicados solo a exponer este experimento.

Miles de canales cerrados y censurados por intentar advertir a la gente de lo que estaba sucediendo y peor aún… aquellos que nos escuchaban en su mayoría nos trataban de locos y giraban la cabeza.

En definitiva sangre tienen las farmaceuticas, los poderes, los gobiernos y tantos otros.

Voy a destacar los párrafos más disparatados que me han contado. Los no vacunados tenían acceso a información importante sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas. Conocían los riesgos de reacciones alérgicas graves coágulos de sangre y otras complicaciones de salud graves. Sabían que las vacunas no nos inmunizaban, que no eran efectivas y que pueden causar más daño que bien?

Pero en lugar de advertirnos, optaron por permanecer en silencio. Continúa diciendo que el silencio de los no vacunados fue una decisión peligrosa, sociopata. Ellos con sable que ha tenido graves consecuencias para quienes recibimos las vacunas y el silencio es, después de todo, consentimiento final. Está exigiendo que los no vacunados asuman la responsabilidad de sus acciones y trabajen con el resto para encontrar una solución a esta crisis.