
Introducción | El oráculo digital que salió de las sombras
Cuando se pronuncia el nombre Palantir Technologies, la imaginación colectiva se activa sola: vigilancia, algoritmos opacos, gobiernos mirando por el ojo de la cerradura… y quizá un elfo con túnica, porque el nombre no ayuda. Pero más allá del mito, Palantir es una de las piezas clave del nuevo poder del siglo XXI: el poder que no necesita imponerse por la fuerza porque decide antes que tú. En tiempos de calma informativa —familias, turrones y balances anuales— es el momento perfecto para mirar lo que suele quedar fuera del titular urgente. Este informe se adentra en la historia, los productos y las implicaciones reales de una empresa que promete ordenar el caos de datos… y que podría estar ordenándonos a nosotros.
De PayPal al Pentágono | El origen no fue casual
Palantir nació en 2003 con una misión clara: reutilizar la tecnología antifraude de PayPal para la seguridad nacional tras el 11S. Entre sus fundadores destacan Peter Thiel y el actual CEO Alex Karp. La idea era simple y poderosa: si los patrones débiles detectan fraude financiero, también pueden anticipar amenazas. La apuesta no pasó desapercibida. La financiación temprana incluyó a In-Q-Tel, el brazo inversor de la Central Intelligence Agency. Desde el primer día, Palantir no fue una startup más: fue una herramienta de Estado incubada en la excepcionalidad.
El salto a la luz pública | De la guerra al presupuesto
Durante años, Palantir operó codo a codo con analistas de inteligencia. Hacia 2010, su trabajo empezó a salir a la superficie cuando el entonces vicepresidente Joe Biden atribuyó a su software la detección de fraudes en el plan de estímulo económico. La misma plataforma que rastreaba insurgentes auditaba presupuestos. El mensaje era claro: integrar datos dispersos y encontrar patrones invisibles para el ojo humano. El reconocimiento trajo escrutinio. La tecnología que prometía transparencia también empezó a usarse en control migratorio, vigilancia policial y programas predictivos. El tránsito del ámbito militar al civil fue tan fluido como inquietante.
Qué vende realmente Palantir | Infraestructura para decidir
Palantir no “espía” al estilo clásico. Construye infraestructura para decidir rápido cuando la información abruma. Sus sistemas unifican bases de datos, imágenes satelitales y registros administrativos para convertirlos en acción informada.
Gotham | Inteligencia y seguridad
Gotham está orientado a inteligencia, policía y ejército. Permite perfilar individuos, mapear conexiones y detectar patrones con una velocidad imposible para un humano. No es magia: es correlación a escala industrial.
Foundry | El poder del dato en la empresa
Foundry lleva esa lógica al mundo corporativo y sanitario. Optimiza cadenas de suministro, investigación biomédica y operaciones industriales. El dato deja de ser un archivo muerto y se vuelve criterio.
Apollo y AIP | Cuando la IA entra en escena
Apollo asegura el despliegue de software en entornos sensibles. La AIP, lanzada en 2023, integra inteligencia artificial generativa sobre datos privados. Promete resúmenes, simulaciones y recomendaciones sin exponer información sensible. Traducción: decisiones automatizadas con traje de seguridad.
El ejemplo que lo explica todo | El patrón es el mensaje
Un billete de ida, un alquiler temporal, retiros de efectivo, llamadas concretas y una furgoneta alquilada. Aislados, datos inocuos. Juntos, un patrón. Ese es el poder de Palantir: no el dato, sino la lectura del conjunto. La herramienta que puede prevenir un atentado también puede clasificar ciudadanos por riesgo estadístico. Neutral en teoría, decisiva en la práctica.
No es Pegasus ni la NSA | La diferencia que importa
Comparar a Palantir con NSO Group o con la National Security Agency es tentador, pero impreciso. Pegasus hackea; la NSA recolecta masivamente, como reveló Edward Snowden. Palantir procesa. No roba datos: vuelve legible lo que otros ya tienen. Opera dentro del marco legal, y ahí reside su mayor potencia… y su mayor problema. Normaliza la idea de que todo puede cruzarse para decidir sobre cualquiera.
La economía del miedo | Por qué prospera
No hace falta un villano de cómic. Bastan incentivos. El Estado busca control, la seguridad no tiene techo presupuestario y las crisis abren cheques en blanco. Guerras, pandemias y tensiones geopolíticas legitiman tecnologías que, una vez dentro, se vuelven permanentes. Palantir prospera cuando el mundo va mal. No porque lo provoque, sino porque el miedo compra bien.
Infraestructura crítica | El punto de no retorno
Cuando una plataforma sostiene ejércitos, policías, salud y finanzas, deja de ser sustituible. Auditarla es difícil, apagarla impensable. Con IA generativa sobre esa infraestructura, el salto es cualitativo: del análisis del pasado a la automatización del futuro. En el campo de batalla, la sugerencia puede convertirse en decisión. En sanidad, la eficiencia puede desplazar la deliberación humana.
Del ciudadano al perfil | La sospecha se automatiza
En este modelo, no eres una biografía: eres un puntaje. Riesgo, probabilidad, desviación. Programas predictivos ya existen. La libertad no desaparece de golpe; se vuelve estadísticamente irrelevante. No te prohíben, te encauzan. Un gran hermano silencioso que no grita, calcula.
Historia y advertencias | Lo excepcional se queda
Lo que nació como respuesta excepcional al terrorismo se volvió permanente. Lo advirtió James Madison: los medios contra peligros externos se convierten en instrumentos de tiranía interna. Y Benjamin Franklin lo resumió con ironía eterna: cambiar libertad por seguridad suele dejarte sin ambas.
Conclusión | El timón no es un algoritmo
Palantir no es el Gran Hermano de Orwell con una pantalla en el salón. Es algo más sofisticado: big data convertido en criterio de gobierno. La pregunta ya no es si nos vigilan; eso está claro. La pregunta es qué tipo de poder construimos cuando la eficiencia sustituye al juicio humano y la compasión no puntúa. Navegamos un océano de datos con un radar potentísimo. Pero si entregamos el timón al radar, el barco pierde alma. Los datos son la carta de navegación; el rumbo debe decidirlo una tripulación humana con brújula moral. Entre seguridad cuantificable y libertad con riesgo se juega el futuro. Y, por ahora, la partida sigue abierta.
Manuel Llamas, director del Instituto Juan de Mariana y estamos aquí para aprender sobre economía y analizar las noticias de actualidad.
Este fin de semana, en particular, merece una atención especial ya que mañana, domingo 9 de junio, tenemos una cita electoral importante: las elecciones europeas. Aunque a veces no lo parezca, la Unión Europea tiene un rol crucial en nuestras vidas, y hoy exploraremos por qué estas elecciones son fundamentales y cómo la Agenda 2030 está en el centro de muchas decisiones que afectan nuestro día a día.
La Unión Europea, inicialmente creada como una unión económica para garantizar la paz en un continente históricamente marcado por conflictos, ha evolucionado significativamente. Desde sus inicios, centrada en el libre comercio de productos como el carbón y el acero, ha crecido hasta convertirse en una entidad política con influencia en diversas áreas, desde la agricultura hasta la energía y el transporte.
La premisa fundamental que sustentó la creación de la Unión Europea fue que los países que comercian libremente no guerrean entre sí. Este principio se ha traducido en la eliminación de barreras comerciales y fronteras económicas, permitiendo la libre circulación de personas, bienes y capitales. Sin embargo, esta evolución también ha llevado a una centralización del poder en manos de la Comisión Europea, que ahora legisla sobre muchas materias que antes eran competencia exclusiva de los estados miembros.
La Agenda 2030, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, busca lograr 17 objetivos de desarrollo sostenible para el año 2030. Estos incluyen desde la erradicación de la pobreza y el hambre hasta la promoción de la igualdad de género y la acción climática. A primera vista, estos objetivos parecen inofensivos e incluso laudables. Sin embargo, la implementación de esta agenda ha generado un debate significativo.
Los fondos europeos Next Generation, destinados a la recuperación económica tras la pandemia, también forman parte de este complejo panorama. España ha recibido una cantidad significativa de estos fondos, pero su ejecución ha sido lenta y en algunos casos ineficiente, lo que ha generado críticas sobre su gestión y transparencia.
En fin, esto da para largo por eso los invitamos a ver el programa completo.
El control del miedo ha sido un instrumento político de gran relevancia a lo largo de la historia, particularmente en regímenes autoritarios.
Mario Conde, una figura controvertida en la historia de España, ha sido tanto vituperado como defendido en diversos contextos.
A través de una entrevista reciente, Mario Conde expone su visión sobre el poder, la libertad y el sistema económico actual, aportando una reflexión profunda sobre cómo estos elementos afectan la vida cotidiana de las personas.
Mario Conde es una figura que ha pasado de ser uno de los hombres más poderosos de España a convertirse en un crítico abierto del sistema de poder del país. Conde, ex presidente del banco Banesto, fue encarcelado bajo acusaciones de apropiación indebida y falsificación de cuentas, entre otros cargos. Sus experiencias en el mundo empresarial, bancario y judicial de España le han proporcionado una visión interna de cómo funciona el poder en el país.
Conde afirma que el miedo es un valor político esencial en regímenes autoritarios y que, vencer el miedo, es esencial para ganar libertad. Esta herramienta ha sido utilizada para controlar a la población, manteniéndola en un estado de sumisión y conformidad. Según Conde, vivimos en un mundo donde el miedo es inculcado constantemente, afectando la capacidad de las personas para actuar libremente y pensar de manera crítica.
La libertad, según Conde, se define tradicionalmente como la capacidad de una persona para decidir sin restricciones. Sin embargo, esta libertad está limitada por factores económicos, sociales y políticos. En la entrevista, Conde señala que la libertad real está en declive, especialmente en el contexto actual, donde la tecnología y la vigilancia estatal están cada vez más presentes.
Mario Conde describe el sistema de poder como una hidra de tres cabezas: el poder político, la banca y los medios de comunicación. Estas entidades, aunque aparentan ser independientes, están intrínsecamente interconectadas y trabajan juntas para mantener el control sobre la sociedad.
El poder político necesita la financiación y el respaldo de los bancos, así como la influencia de los medios de comunicación para mantenerse en el poder.
Los bancos, según Conde, tienen un poder significativo para influir en decisiones políticas y económicas, condicionando la vida de las personas y las empresas a través del control financiero.
Medios de Comunicación
Los medios de comunicación juegan un papel crucial en moldear la opinión pública y en promover la agenda del poder político y financiero. Al estar financiados por estos entes, su independencia es cuestionable.
Este sistema de poder se mantiene a través de un entramado de intereses y lealtades mutuas. Por ejemplo, los bancos financian campañas políticas, los políticos regulan a los bancos y los medios de comunicación promueven a los políticos que favorecen a los bancos.
Mario Conde ofrece una perspectiva crítica y profunda sobre el sistema de poder actual, destacando la interconexión entre el miedo, la libertad y los diversos entes de poder. Su análisis invita a una reflexión sobre la necesidad de despertar y actuar para recuperar y proteger la libertad individual y colectiva en un mundo cada vez más controlado y vigilado.
