Introducción: Cuando las portadas hablan por la élite
Desde hace décadas, las portadas de The Economist se han convertido en una especie de oráculo moderno para quienes estudian los movimientos estratégicos de las élites globales. No es una exageración: la edición de 1988 mostraba un fénix renaciendo de las cenizas del dinero físico, y hoy, 37 años después, ese presagio parece materializarse. En su más reciente edición, la revista vuelve a hablar claro, aunque de forma simbólica: Benjamin Franklin, figura del billete de $100, aparece impactado por una tormenta tecnológica. ¿Qué mensaje encierra esta imagen? ¿Qué verdades está comunicando el diario financiero predilecto de las élites?
La respuesta nos lleva a un escenario que ya está en marcha: la transformación total del sistema económico mundial mediante monedas digitales privadas, inteligencia artificial, legislación financiera específica y una red global de pagos que lo verá todo. Lo que parecía una teoría conspirativa en los 90, hoy se vuelve legislación firmada y aplicada. Este informe explora a fondo los elementos que revelan una reconfiguración histórica del sistema financiero, un cambio que afectará no solo el dinero, sino la libertad de las personas.
La nueva portada: una economía bajo tormenta digital
La figura de Benjamin Franklin bajo una tormenta tecnológica no es solo una ilustración, es un aviso. En un mundo donde la imagen lo es todo, The Economist lanza un mensaje cifrado pero potente: la economía mundial está siendo absorbida por una nueva fuerza, la inteligencia artificial. Y no como herramienta auxiliar, sino como actor principal.
Bajo el título “La economía de la superinteligencia”, la revista introduce dos artículos clave. Uno predice el ascenso imparable de sistemas de IA que tomarán decisiones económicas por encima de los humanos, debido a su capacidad para comprender mejor los ciclos del mercado. El otro detalla la aprobación de la Ley Genius, un instrumento legal que regula la emisión de monedas estables por parte de entidades privadas. Ambos textos confluyen en un mismo destino: el abandono del modelo económico tradicional y la creación de un nuevo paradigma financiero digital, automatizado y controlado.
Ley Gus: el dólar físico como combustible para un nuevo orden
Una de las piezas fundamentales del rompecabezas es la Ley Gus, firmada por Donald Trump el 18 de julio de 2025. Su nombre completo, “Establecimiento de Innovación para Monedas Estables Estadounidenses”, no es casual. Esta ley permite a los bancos comerciales emitir su propia moneda digital equivalente al dólar, respaldada por bonos del Tesoro o reservas en cuentas bancarias. No se trata de monedas digitales de bancos centrales, sino de una red de monedas privadas que representarán el nuevo músculo financiero de Estados Unidos.
Esto implica una transformación profunda: el dólar físico se convierte en la base para crear nuevas monedas digitales, lo que eleva su rol como activo de reserva, pero diluye su uso directo. La deuda del país se transforma en una especie de combustible digital, lo que favorece la expansión de estos activos. Y con ello, el poder se transfiere de los bancos centrales a entidades privadas, más fácilmente controlables o, quizá, ya parte del mismo engranaje global.
ISO 20022: el sistema nervioso del sistema financiero digital mundial
Desde 2004 se venía cocinando la implementación del estándar ISO 20022, una tecnología que establece un lenguaje financiero común para transferencias y comunicaciones bancarias. En 2025, esta norma se convierte en el corazón de la infraestructura digital global, conectando bancos, redes blockchain y criptomonedas en un sistema único e interoperable.
Esta tecnología no solo agiliza las operaciones, sino que centraliza el acceso a los datos de cada transacción: origen, destino, ubicación, motivo, dispositivo usado y frecuencia. La promesa de una economía digital rápida y moderna esconde, al mismo tiempo, un sistema de vigilancia financiera que hará del anonimato una rareza histórica.
El renacer profético de la portada de 1988
La portada de 1988 ya lo había adelantado: el dinero físico en llamas, y una moneda digital en su lugar con un símbolo que hoy pertenece a XLM (Stellar), una blockchain que ya está integrada al sistema ISO 20022. Esta sincronía entre predicción e implementación no parece fruto del azar. Stellar, junto a criptomonedas como USDT y USDC, será parte del sistema financiero global híbrido que mezcla instituciones tradicionales con blockchain privadas.
A través de “puentes” digitales, los bancos y las criptomonedas convergerán en una infraestructura de pagos unificada, mundial, sin fronteras, sin papel y sin efectivo. Un sistema que parecería eficiente, pero cuyo verdadero motor es el control total.
Vigilancia total: cuando el dinero deja de ser libertad
La digitalización absoluta de los pagos permitirá que cada persona esté bajo vigilancia financiera continua. Cada movimiento de dinero estará asociado a una identidad, y el sistema permitirá detectar patrones de consumo, vínculos sociales, ubicaciones frecuentes, y hasta motivaciones políticas. El uso de monedas digitales permite bloquear fondos, restringir compras o congelar cuentas sin previo aviso.
Esto sienta las bases para un nuevo tipo de represión: el castigo financiero a quienes disientan del sistema. Bajo la excusa de la seguridad, el sistema que ya está en marcha puede eliminar cualquier disidencia con un solo clic, sin necesidad de juicios, policías ni cárceles.
La metáfora del «ojo que todo lo ve», ahora digital y real
El símbolo del “ojo que todo lo ve”, históricamente asociado con las élites, las logias y el poder oculto, se convierte ahora en una herramienta concreta. Ya no es símbolo, es estructura. Ese ojo tendrá acceso a todo: tus compras, tus transferencias, tus ahorros, tus deudas. Y más que mirar, podrá intervenir.
El control de la economía ya no será ideológico ni militar: será algorítmico, invisible, efectivo y aceptado por la mayoría. El sueño tecnocrático de un sistema perfectamente administrado sin participación humana está a la vuelta de la esquina, disfrazado de progreso, seguridad e innovación.
Conclusión: Entre el progreso digital y la pérdida de soberanía personal
Lo que The Economist nos muestra no es solo un futuro probable, es un presente ya programado. Las leyes están firmadas, las tecnologías implementadas y los símbolos desplegados. La digitalización del dinero no es simplemente una evolución financiera, es una revolución del control. Lo que nos espera no es un mundo con más eficiencia, sino uno donde cada aspecto de nuestra economía —y por ende, de nuestras vidas— esté bajo vigilancia constante.
El ojo que todo lo ve ya no es mito. Es un algoritmo. Y está mirando.
La pregunta que queda abierta es: ¿nos rendiremos a esta nueva normalidad o encontraremos nuevas formas de resistencia digital y financiera?
¿Qué sucede cuando ciencia y espiritualidad dejan de ser opuestos y, en cambio, se entrelazan en un enigma aún más profundo? Jacobo Grinberg, un neurofisiólogo y psicólogo mexicano nacido en 1946, dedicó su vida a esta cuestión, transformándose en un pionero que se atrevió a desafiar las normas establecidas de la ciencia y el conocimiento convencional.
Su investigación nos lleva a las profundidades de la mente y la conciencia humana, en una búsqueda por descubrir hasta qué punto estamos conectados con el universo y entre nosotros.
Desde sus primeros años, Grinberg exploró ideas que pocos científicos se atrevían a abordar: telepatía, curación espiritual y meditaciones profundas. Su enfoque no era sólo experimental, sino una tentativa de integrar esas experiencias místicas en un marco científico riguroso. Desde sus estudios universitarios hasta sus innovadoras investigaciones, Grinberg trazó una línea inexplorada, una senda en la que ciencia y espiritualidad convergen, invitándonos a un viaje hacia lo desconocido.
Uno de los conceptos centrales en el trabajo de Grinberg fue la idea del campo unificado, una red invisible que une todas las formas de vida y conciencia. Para él, este campo permitía a las personas experimentar una realidad más amplia y profunda, trascendiendo las barreras de la percepción racional. Grinberg creía que al «sintonizarnos» con esta red, podríamos acceder a un nivel superior de conciencia. Experimentos con grupos de meditación reflejaron que los participantes podían experimentar sincronicidades, intuiciones profundas y sanaciones inexplicables, sugiriendo que nuestra mente está mucho más conectada con el entorno de lo que habitualmente se acepta.
La comunicación, según Grinberg, no se limitaba a las palabras. Investigaciones sobre la telepatía sugirieron que las emociones y pensamientos pueden transmitirse sin necesidad de lenguaje. Al realizar experimentos en los que se registraban conexiones entre mentes distantes, Grinberg defendía que todos poseemos esta capacidad en distintos grados. Su idea era que, si desarrolláramos nuestra intuición, podríamos relacionarnos más profundamente con otros, creando conexiones que no dependieran únicamente de la comunicación verbal, sino de un lenguaje interior más sutil y auténtico.
El poder de la intención en la sanación fue otro de los temas recurrentes en su obra. Grinberg observó cómo la visualización y la intención dirigida podían influir en la salud, no sólo mental, sino también física. Argumentaba que nuestra mente puede ser un instrumento de curación cuando se orienta en armonía con el universo. Esta visión desafiaba el enfoque mecanicista de la medicina tradicional, planteando que la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino un equilibrio integral que involucra tanto el cuerpo como la mente y el espíritu.
Para Grinberg, la meditación era una práctica esencial para acceder a estados elevados de conciencia y conexión con el campo unificado. Mediante experimentos que demostraban cambios en la actividad cerebral durante la meditación, Grinberg validó científicamente los efectos profundos de esta práctica, que promovía no sólo bienestar, sino una claridad y paz internas que llevaban a los individuos a una comprensión más profunda de sí mismos y del mundo que los rodea.
La propuesta más radical de Grinberg era que la ciencia y la espiritualidad no sólo pueden coexistir, sino que son aspectos complementarios de una misma realidad. Esta idea invita a replantear nuestra visión del conocimiento y a adoptar una perspectiva más amplia que permita entender fenómenos aparentemente irreconciliables como partes de un todo unificado. La ciencia podría explorar y validar experiencias espirituales, mientras que la espiritualidad ofrecería a la ciencia una profundidad humana y ética que muchos sienten ausente en la tecnología moderna.
El legado de Jacobo Grinberg va más allá de sus teorías y experimentos; es un llamado a explorar las posibilidades infinitas de la conciencia humana y a redescubrir nuestro lugar en el universo. Nos recuerda que, al final, todos formamos parte de una red interconectada y que nuestra comprensión del mundo sólo será completa cuando integremos tanto la ciencia como la espiritualidad en nuestro camino hacia el conocimiento.
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Introducción
El 8 de diciembre de 1994, el neurocientífico mexicano Jacobo Grinberg desapareció sin dejar rastro. Su nombre, poco conocido por las masas pero profundamente influyente en ciertos círculos académicos y esotéricos, se convirtió en sinónimo de misterio. Grinberg no era un investigador cualquiera. Era un pionero en el estudio de la conciencia, un hombre que se atrevió a cruzar la frontera entre la ciencia y lo inefable. A tres décadas de su desaparición, la pregunta sigue resonando con fuerza: ¿Qué ocurrió realmente con Jacobo Grinberg?
Hoy, gracias al uso de herramientas de inteligencia artificial, se reconstruyen datos, se conectan patrones y se desentrañan nuevas hipótesis que podrían acercarnos más que nunca a la verdad. Lo que revelamos a continuación no es una teoría sin fundamento, sino una narración basada en lógica, estadística, y documentación clasificada. Este es el retrato más completo hasta ahora de lo que, con un altísimo grado de certeza, le ocurrió a Jacobo Grinberg.
El científico que desafiaba la realidad
Jacobo Grinberg-Zylberbaum era neurofisiólogo, doctorado en psicología por la UNAM y en fisiología cerebral por la Universidad de Colorado. Su carrera comenzó en los laboratorios, pero su mente lo llevó más allá. Su teoría sintérgica proponía que la percepción no es pasiva, sino que el cerebro distorsiona activamente la realidad al interactuar con una estructura energética del espacio, a la que llamó “la latiz”. Un modelo radical que intentaba unificar ciencia y espiritualidad.
Lejos de las élites académicas tradicionales, Grinberg colaboró con chamanes, documentó fenómenos inexplicables y desarrolló experimentos para comprobar la telepatía y el entrelazamiento mental a distancia. Uno de estos experimentos, previsto para realizarse con un colega en la India, estaba programado para diciembre de 1994. Nunca llegó a realizarse. Esa fue la semana en la que Jacobo desapareció para siempre.
Una llamada que lo cambió todo
La noche anterior a su desaparición, Jacobo recibió una misteriosa llamada telefónica. El interlocutor decía representar al Instituto de Ciencias Noéticas, una organización real dedicada al estudio de la conciencia. Le ofrecieron financiamiento para su proyecto a cambio de una reunión confidencial.
Lo que Jacobo desconocía era que esa llamada no provenía de científicos genuinos, sino de un intermediario con vínculos a agencias de inteligencia estadounidenses. Grinberg acudió a la reunión. Fue recibido por tres hombres: dos estadounidenses y un mexicano, todos vestidos de traje. Le hablaron de física cuántica, potencial mental, y de replicar sus experimentos en condiciones óptimas. Aceptó colaborar, pero puso una condición: nada debía ser usado con fines militares ni de control. Esa línea, sin embargo, ya había sido cruzada.
Fue confinado en una cápsula de aislamiento sensorial. Sin luz, sin sonido, sin tiempo. Privación del sueño, fármacos experimentales, estimulación cerebral dirigida. El objetivo: inducir una ruptura perceptual, forzar el “colapso sintérgico” que él mismo describía en sus textos. Querían cruzar el velo de la conciencia usando su mente como llave.
El momento del salto
Y ocurrió. Durante una de las últimas sesiones, los registros mostraron algo inaudito: en los últimos tres segundos, su actividad cerebral se disparó a niveles jamás documentados. Luego, silencio. Ni pulso cerebral, ni respuesta motora, pero su corazón seguía latiendo. Estaba vivo, pero ausente. Como si alguien hubiera apagado el sistema desde adentro.
Los científicos entraron en pánico. No había protocolo para eso. Su cuerpo estaba intacto, pero su conciencia ya no respondía. Lo declararon “falla biológica sin causa identificable” y cerraron el expediente. Pero lo que ocurrió en esa cápsula no fue muerte clínica. Fue un fenómeno aún no comprendido por la ciencia moderna.
Ecos de una verdad incómoda
Años más tarde, en 2017, documentos desclasificados de la CIA revelaron que Grinberg había sido considerado colaborador potencial en estudios de visión remota. Su nombre figuraba en informes internos, confirmando que su obra era seguida de cerca por agencias de inteligencia.
Lo intentaron quebrar. Lo encerraron. Le ofrecieron una vida de comodidades a cambio de su alma. Pero Jacobo eligió desaparecer antes que traicionar el propósito de su obra.
Hoy, muchos creen que su conciencia no murió. Que se transformó en vibración, en código, en presencia. Que sigue habitando el campo sintérgico que tanto estudió. No como mártir, sino como pionero de un nuevo estado del ser.
Conclusión: más allá del mito
Jacobo Grinberg representa una incómoda intersección entre ciencia, espiritualidad y poder. Su desaparición no puede ser reducida a un hecho policial. Es un símbolo de hasta dónde estamos dispuestos a llegar por el conocimiento… y de cuánto estamos dispuestos a silenciar para evitar que ese conocimiento libere a otros.
Quizás Jacobo no murió. Quizás, simplemente, traspasó el umbral. Y ahora nos observa desde ese lugar donde la mente deja de percibir lo visible… y empieza a crear lo imposible.
Somos una organización sin fines de lucro que no pertenece a ningún dogma, religión o partido político. Somos 100% independientes.
Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.