El Banco Central Europeo (BCE) opera en un ámbito propio, por encima de las leyes nacionales e inmune al escrutinio público. Esta organización internacional, envuelta en secreto, permanece intocable incluso para las fuerzas policiales o los fiscales públicos. El personal superior del BCE posee pasaportes diplomáticos, enfatizando aún más su estatus intocable. A pesar de estos hechos, el ex presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, afirmó audazmente que el BCE es “uno de los bancos centrales más transparentes del mundo”.
Los economistas a menudo señalan al BCE como uno de los bancos centrales más poderosos y menos transparentes del mundo. El tratado de Maastricht, que rige el BCE, prohíbe cualquier debate democrático o discusión que pueda influir en sus decisiones. Esta falta de responsabilidad plantea serias preguntas sobre la verdadera naturaleza del poder del BCE y los principios democráticos que supuestamente defiende.
La Comisión Europea, un organismo no electo con ambiciones de crear unos Estados Unidos de Europa, apoya el debilitamiento de los gobiernos nacionales individuales y los parlamentos democráticos. Este impulso hacia la centralización y la reducción de la transparencia genera preocupaciones sobre el futuro de la democracia en Europa.
Los supuestos beneficios de la independencia del banco central, un argumento clave en el tratado de Maastricht, se basan en un solo estudio defectuoso. Encargado por la Comisión Europea y publicado en 1992, el estudio “Un Mercado, Una Moneda” afirmaba que la independencia del banco central conduce a una baja inflación. Sin embargo, el académico de Oxford, James Forder, demostró posteriormente que el estudio fue manipulado para producir este resultado deseado.
Los problemas con los bancos centrales no son exclusivos del BCE. En los Estados Unidos, la Reserva Federal tiene una historia de alentar a los bancos a crear dinero para especuladores, lo que llevó a la Gran Depresión. De manera similar, en la década de 1990, Japón fue presionado para adoptar un sistema de libre mercado, con resultados desastrosos para su economía. El FMI también ha jugado un papel significativo en hacer que los bancos centrales sean independientes e irresponsables a nivel mundial.
La crisis de deuda europea es un ejemplo claro de manipulación de los bancos centrales. Al crear y prolongar una recesión, los bancos centrales pueden presionar para reformas estructurales que de otro modo enfrentarían resistencia pública. Esta creación deliberada de dificultades económicas para manipular la opinión pública es un abuso de poder que exige mayor responsabilidad.
Los bancos centrales tienen un inmenso poder sobre nuestras economías, pero sus operaciones permanecen envueltas en secreto. Desde el BCE hasta la Reserva Federal, estas instituciones operan con poca responsabilidad ante las instituciones democráticas. Es hora de que los ciudadanos exijan transparencia y responsabilidad a estas poderosas entidades.
No olvides suscribirte a nuestro sitio web para más informes en profundidad y para apoyar nuestra misión de descubrir la verdad. Tu colaboración es crucial para mantener nuestro periodismo independiente.
En un movimiento innovador, Dinamarca está avanzando con la implementación del primer impuesto de carbono en la agricultura a nivel mundial.
Esta medida, que incluye un impuesto de hasta £80 por cada vaca, tiene como objetivo reducir el consumo de carne y abordar el cambio climático. Sin embargo, esta política ha generado controversia y debates intensos entre los legisladores y la industria agrícola.
La decisión del gobierno danés de implementar este impuesto se produjo tras un desempeño desfavorable en las elecciones europeas, donde el Partido Verde obtuvo buenos resultados. En un esfuerzo por mejorar su imagen ambiental, el gobierno ha decidido hacer que la carne sea más cara para todos y complicar la vida de los agricultores.
La efectividad de tales impuestos es cuestionable. Un ejemplo ilustrativo es el impuesto sobre el consumo de grasas saturadas que Dinamarca implementó en 2012. En lugar de reducir el consumo, los daneses compraron mantequilla en Alemania. Esto demuestra que tales impuestos pueden simplemente trasladar el consumo de CO2 a otros países sin reducir realmente la huella de carbono global.
El impuesto no solo afecta a los consumidores sino también a los agricultores daneses, quienes ya han comenzado a organizar protestas. Este tipo de medidas han provocado reacciones similares en otros países de la UE, como Francia y Bélgica, donde los agricultores han manifestado su descontento de manera vehemente.
Las políticas verdes en Europa están siendo reevaluadas. Los resultados de las elecciones europeas sugieren que podría ser necesario un cambio en estas políticas para proteger tanto al medio ambiente como a los agricultores que producen nuestros alimentos.
En resumen, aunque la intención detrás del impuesto de carbono en la agricultura puede ser noble, su implementación y efectividad son altamente debatibles. Es crucial encontrar un equilibrio entre proteger el medio ambiente y apoyar a nuestros agricultores.
Te invitamos a ver nuestro video para profundizar en este tema y explorar las diversas perspectivas sobre esta polémica medida. No olvides suscribirte a nuestra web para colaborar con el mantenimiento y recibir actualizaciones.
Somos una organización sin fines de lucro que no pertenece a ningún dogma, religión o partido político. Somos 100% independientes.
Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.