En el reciente debate sobre el futuro de la gobernanza, emergen conceptos que desafían nuestras concepciones tradicionales del poder y la organización social.
A continuación, exploramos las ideas expuestas en una conversación sobre la tecnocracia, la autocracia y la holocracia, contextualizando sus implicaciones en nuestra realidad actual y futura.
El concepto de tecnocracia se refiere a un sistema en el cual las decisiones son tomadas por técnicos y expertos en lugar de políticos electos. En una dictadura tecnócrata, el Estado tendría un control exhaustivo sobre las actividades económicas y sociales, dictando no solo qué podemos gastar, sino también en qué podemos gastar. El dinero digital se convertiría en una herramienta de control, gestionada directamente por el Estado, lo que centraliza aún más el poder y la administración de la vida cotidiana de los ciudadanos.
La autocracia, tradicionalmente entendida como un sistema centralizado de poder absoluto, es contrapuesta en la discusión a un concepto emergente: la holocracia. Este modelo, propuesto por el autor Salvador Bayarri en su obra “Holocracia”, sugiere una estructura más descentralizada y horizontal. La holocracia se basa en la idea de que la inteligencia artificial puede ser utilizada para distribuir el poder de manera más equitativa, reduciendo la influencia de los estados y favoreciendo una organización social menos jerárquica.
Bayarri plantea un futuro donde la humanidad se divide en dos grupos: uno que confía plenamente en una superinteligencia artificial para tomar decisiones vitales, viviendo bajo su guía casi como si fuera una deidad; y otro que rechaza la inteligencia artificial, optando por una vida más conectada con la naturaleza y auto-sustentable. Esta dicotomía refleja una polarización profunda en cómo podríamos abordar la tecnología y la gobernanza en el futuro.
La crítica hacia los estados actuales se centra en su intento de controlar la narrativa y convertirse en los únicos poseedores de la verdad, usando la inteligencia artificial para centralizar aún más su poder. Sin embargo, para muchos, el papel de los estados debería ser el de gestionar la sociedad de manera más eficiente, sin asumir un control absoluto sobre las decisiones individuales.
La reflexión final se dirige hacia una pregunta fundamental: en el futuro, ¿quién nos gobernará? O, más precisamente, ¿qué nos gobernará? Con el avance de la inteligencia artificial, es probable que no solo personas, sino algoritmos y sistemas tecnológicos tomen un papel dominante en la gobernanza. Esto plantea un desafío significativo: cómo asegurar que estas tecnologías sean utilizadas para el beneficio común y no para consolidar aún más el poder en manos de unos pocos.
La descentralización de la inteligencia artificial se presenta como una solución potencial para evitar la concentración de poder. La idea es desarrollar sistemas de IA que no estén controlados por una entidad central, sino que puedan operar de manera autónoma y distribuida. Sin embargo, este es un desafío enorme que requiere una reestructuración completa de cómo concebimos y aplicamos la tecnología.
La conversación sobre tecnocracia, autocracia y holocracia nos lleva a repensar el papel de la tecnología en nuestras vidas y en la estructura de nuestras sociedades. Mientras nos dirigimos hacia un futuro donde la inteligencia artificial podría jugar un rol central en la gobernanza, es crucial que estas herramientas se desarrollen de manera que promuevan la equidad, la libertad y la descentralización del poder.
La Unión Europea ha aprobado la identidad digital europea, una nueva carta de servicios centralizada que permite identificarse en el seno de la unión, e igualmente también realizar toda una variada cantidad de trámites administrativos, intercambio de información y datos con entidades públicas y entidades privadas. Incluye información básica de primer nivel, e información considerada como sensible (tarjeta sanitaria, cuentas bancarias, formación profesional…).
Su creación responde a la idea de centralizar determinados tipos de trámites de manera digital a partir de un único ente, que a su vez da la potestad de certificar a terceros; entidades privadas y públicas.
Al margen de las “buenas intenciones” de la iniciativa, su propio funcionamiento y su mal uso futuro llena de nubarrones su teóricamente inocente implementación.
El control del miedo ha sido un instrumento político de gran relevancia a lo largo de la historia, particularmente en regímenes autoritarios.
Mario Conde, una figura controvertida en la historia de España, ha sido tanto vituperado como defendido en diversos contextos.
A través de una entrevista reciente, Mario Conde expone su visión sobre el poder, la libertad y el sistema económico actual, aportando una reflexión profunda sobre cómo estos elementos afectan la vida cotidiana de las personas.
Mario Conde es una figura que ha pasado de ser uno de los hombres más poderosos de España a convertirse en un crítico abierto del sistema de poder del país. Conde, ex presidente del banco Banesto, fue encarcelado bajo acusaciones de apropiación indebida y falsificación de cuentas, entre otros cargos. Sus experiencias en el mundo empresarial, bancario y judicial de España le han proporcionado una visión interna de cómo funciona el poder en el país.
Conde afirma que el miedo es un valor político esencial en regímenes autoritarios y que, vencer el miedo, es esencial para ganar libertad. Esta herramienta ha sido utilizada para controlar a la población, manteniéndola en un estado de sumisión y conformidad. Según Conde, vivimos en un mundo donde el miedo es inculcado constantemente, afectando la capacidad de las personas para actuar libremente y pensar de manera crítica.
La libertad, según Conde, se define tradicionalmente como la capacidad de una persona para decidir sin restricciones. Sin embargo, esta libertad está limitada por factores económicos, sociales y políticos. En la entrevista, Conde señala que la libertad real está en declive, especialmente en el contexto actual, donde la tecnología y la vigilancia estatal están cada vez más presentes.
Mario Conde describe el sistema de poder como una hidra de tres cabezas: el poder político, la banca y los medios de comunicación. Estas entidades, aunque aparentan ser independientes, están intrínsecamente interconectadas y trabajan juntas para mantener el control sobre la sociedad.
El poder político necesita la financiación y el respaldo de los bancos, así como la influencia de los medios de comunicación para mantenerse en el poder.
Los bancos, según Conde, tienen un poder significativo para influir en decisiones políticas y económicas, condicionando la vida de las personas y las empresas a través del control financiero.
Medios de Comunicación
Los medios de comunicación juegan un papel crucial en moldear la opinión pública y en promover la agenda del poder político y financiero. Al estar financiados por estos entes, su independencia es cuestionable.
Este sistema de poder se mantiene a través de un entramado de intereses y lealtades mutuas. Por ejemplo, los bancos financian campañas políticas, los políticos regulan a los bancos y los medios de comunicación promueven a los políticos que favorecen a los bancos.
Mario Conde ofrece una perspectiva crítica y profunda sobre el sistema de poder actual, destacando la interconexión entre el miedo, la libertad y los diversos entes de poder. Su análisis invita a una reflexión sobre la necesidad de despertar y actuar para recuperar y proteger la libertad individual y colectiva en un mundo cada vez más controlado y vigilado.
Somos una organización sin fines de lucro que no pertenece a ningún dogma, religión o partido político. Somos 100% independientes.
Queremos alcanzar la masa crítica necesaria para quebrar este sistema perverso de esclavitud y muerte a todos los niveles.
Sabemos que no es una tarea sencilla pero la unión hace la fuerza, la fuerza hace a la voluntad y con voluntad y fuerza se hace lo que se desea en mente y corazón y así podremos manifestar nuestra realidad. Nur para todos.